La ruta del buque escuela Juan Sebastián Elcano ha recalado en Punta Arenas, Chile, antes de lo esperado. Estaba previsto que el navío atracara en este puerto el día 20 de marzo, llegando de Uruguay, para hacer una parada logística. Pero esta visita se ha tenido que adelantar dos días y fue este 18 de marzo cuando la princesa Leonor y sus compañeros guardiamarinas volvieron a tocar tierra firme. Parece ser que las causas de esta decisión han sido las condiciones climáticas que presentaba la zona. Y es que el estrecho de Magallanes se suele caracterizar por una climatología adversa en la que están presentes fuertes vientos y corrientes marinas. Tras esta parada en la ciudad austral está previsto que el bergantín-goleta zarpe hacia Valparaíso.

Antes de abandonar Punta Arenas, está agendado, según el medio chileno 'Emol', que la tripulación participe en la conmemoración anual de la ciudad Rey Don Felipe, que fue el primer asentamiento español en la zona y se encuentra muy cerca del puerto. Por otro lado, el sábado 22 también Leonor realizará una visita a la casa de la Sociedad Española de Punta Arenas. Los guardiamarinas tendrán la oportunidad de recorrer esta ciudad como en todas las parada que ha hecho el barco, pero este puerto es conocido por algo más que por su atractivo turístico. De hecho, recibe el sobrenombre de 'el fin del mundo' y es que se ha constituido como un nexo entre la llamada civilización y la Antártida. Pero no siempre fue reconocido por eso, pues a principios del siglo XX Punta Arenas fue sede de la Sociedad Ballenera de Magallanes, la más importante empresa ballenera de los mares australes de Sudamérica. Se cazaban estos animales para obtener su aceite, que se utilizaba principalmente como combustible.

En la actualidad, el paisaje pintado por casas de colores vibrantes es un marco para el impactante estrecho de Magallanes, que conecta el océano Atlántico con el Pacífico. Y es la proximidad de este punto de Chile con la Antártida lo que lo ha convertido en una localización estratégica para viajar desde Sudamérica, al mencionado territorio. Es una zona inexplorada e inhóspita que supone un enorme atractivo para un tipo de turismo, de hecho entre noviembre y marzo las agencias de viajes ofrecen paquetes turísticos para visitar 'el fin del mundo'.

Más allá del turismo este puerto también supone el punto de partida y llegada de científicos que salen en expedición para explorar la Antártida entre octubre y enero. La plaza de Armas, presidida por una estatua de bronce del navegante portugués Fernando Magallanes suele ser el punto de reunión para partir hacia la base antártica. Suelen organizarse en pequeños grupos y los hay de todas las nacionalidades -desde surcoreanos hasta españoles- . Estos grupos se distinguen de los turistas porque suelen llevar ropa de expedición científica que habitualmente es de color rojo. Para ellos Punta Arenas es un punto de almacenamiento y aprovisionamiento.

Lo más común para llegar a la Antártida desde Chile es partir en un crucero de unos doce días de duración. El punto más conflictivo de esta travesía es el pasaje de Drake, famoso por su gran oleaje. También se puede tomar un avión hasta Saint George, lo más parecido al capital de la Antártida, y desde allí explorar el territorio en un buque. La tercera alternativa es viajar directamente en avión y permanecer allí unas cinco horas, para volver a Chile en el mismo día. Los precios de los cruceros oscilan entre los 8.000 y los 20.000 euros, dependiendo de la duración y los recorridos. Un pequeño truco es esperar a pocos días antes de que el barco zarpe, momento en el que las agencias de Punta Arenas ofrecen precios más competitivos.

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