Dos minutos antes de las 9 de la mañana de este jueves, Iñaki Urdangarín salía por primera vez de prisión. Hace un año y tres meses que ingresó en la cárcel de Brieva (Ávila) tras ser condenado por prevaricación, malversación, tráfico de influencias, fraude y dos delitos fiscales. Y lo ha hecho para colaborar en un proyecto de voluntariado con personas con discapacidad en un centro de Pozuelo de Alarcón.
A su llegada al Hogar Don Orione, el marido de la infanta Cristina y cuñado del rey Felipe VI ha saludado muy sonriente a los medios que esperaban su llegada, que se ha producido una hora después de salir de su encierro protegido por altas medidas de seguridad. Todos hablan del gran cambio físico que ha experimentado Iñaki Urdangarín, al que hemos visto reaparecer a pie con una camisa remangada, pantalón azul y deportivas.
Este es el inicio de una nueva etapa para el exjugador de balonmano. A partir de ahora, el exjugador de balonmano abandonará la prisión dos veces por semana, durante ocho horas, para colaborar en este centro. Fue él mismo quien solicitó estas salidas periódicas, poniéndose en contra del criterio de la Fiscalía, para la que el riesgo de reincidencia sigue siendo medio-alto.
No es nada casual que Iñaki Urdangarín vaya a participar en este tipo de actividades sin ánimo de lucro. En primer lugar, el juez de Vigilancia Penitenciaria 1 de Castilla y León, Florencio de Marcos, vio necesaria esta decisión debido al alto grado de aislamiento en el que se encuentra el marido de la infanta Cristina.
"En el ámbito de la delincuencia económica, cuyo eje es el egoísmo, el afán desmedido de lucro, además del desprecio al interés comunitario, la toma de contacto con la vida real, con los problemas de los demás, coopera a generar un elemento de conciencia de la trascendencia de la propia conducta delictiva", fue su argumento para aprobar estas salidas periódicas.