· Meghan Markle
Poco más de un año en palacio y tres despidos. Según cuentan medios británico como Daily Mail, Melissa (se desconocen los apellidos) ha sido la última de las asistentes reales en salir del Palacio de Kensington por los aires de "déspota y arrogante" de la americana. Se había convertido en la persona de confianza de Meghan desde su boda, hace seis meses, y ese tiempo le ha bastado para poner fin a su misión. Como ella, ya desistieron antes y este mismo año Edward Lane Fox, secretario privado de Harry, que dejó su puesto un mes antes de la boda y Samantha Cohen, del círculo de confianza de la Reina, ambos impulsados por el mal carácter de Meghan que el escritor especializado en la casa Windsor Robert Jobson corrobora en el libro 'Charles At Seventy', publicado por el 70 cumpleaños del príncipe.
· Naomi Campbell
En el caso de la modelo no hay lugar a dudas de que la renuncia estaba justificada. Bastante sonado es el episodio en que lanzó un teléfono a la cabeza de su asistente Ana Scolavino. Según ella misma contó ante el juez neoyorquino que le dio la razón, en plena discusión porque la ayudante no encontraba unos vaqueros de Campbell, esta montó en cólera y le lanzó el dispositivo. El resultado: 4 puntos en la nuca y una sentencia que condenó a Naomi a cinco días de trabajos comunitarios, a pagar una multa de 280 euros y a asistir a un curso para aprender a controlar su ira. Además, Jose Sel de Felipe, el malagueño que desempeñó esta misma función durante ocho meses, contó a Divinity.es en otra ocasión que la tarea no era sencilla: "Mi día empezaba cuando ella se levantaba y acababa cuando ella se acostaba (...) Nueve de cada diez veces la agenda cambiaba drásticamente y siempre tenía que estar dispuesto a estar pendiente del teléfono y de hacer esas horas extras necesarias y todo lo organizado debía cumplir un nivel de estándares de acuerdo con las preferencias de Naomi".
· Anna Wintour
Una verdad no reconocida es que el despotismo y la exigencia de Wintour con su asistente inspiraron 'El Diablo viste de Prada' que la propia Laura Weisberger escribió cuando abandonó el puesto por tiranteces con la editora de Vogue. Después medio mundo intuyó cómo era en realidad Anna tras ser interpretada en el cine por Meryl Streep. Un retrato que, a pesar de la ausencia de comentarios de Wintour al respecto, se da por supuesto.
· Lady Gaga
La cantante es una excentricidad en sí misma, y su trato con los trabajadores también. Jennifer O'Neill, que además de trabajar para ella había sido anteriormente su amiga íntima, lo dejó claro contando ante un juez neoyorquino los abusos a los que esta la sometía. Obligarla a dormir con ella, despertarla en mitad de la noche para que le cambiara el DVD, disponibilidad 24 horas para lo que a Gaga 'oh la lá' le apeteciera y para colmo cobrando una mísera cantidad de 40.000 dólares al año y sin que le pagara horas extra. Explotación.
· Christian Bale
A otros no solo les ha bastado con dejar el curro. Harrison Cheung, que trabajó para Christian Bale durante diez años, tuvo que hacer terapia durante años debido a la mala experiencia con el actor. Este le obligada, entre otras lindeces, a olerle las axilas antes de posar en las alfombras rojas. ¿Cómo se tomó la revancha? En 2012 publicó el libro 'La historia detrás del Batman más oscuro' contando lo abusos con todo lujo de detalles.