Si a don Juan Carlos siempre le persiguió el sobrenombre de ‘campechano’, al tercer hijo de Iñaki y Cristina no le vendría mal el calificativo de ‘desconocido’. De sus cuatro hermanos, Miguel Urdangarín es el sobrino del rey del que menos cosas han trascendido. Pero ahora la cosa cambia. Con motivo de su 18º cumpleaños, en divinity.es nos hemos propuesto desentrañar cómo es y en qué anda este ‘teen royal’ para el que la mayoría de edad marcará un antes y un después.
Cumplir años en pleno confinamiento es extraño para cualquiera. En su caso, las velas las soplará en Ginebra, su residencia habitual. Lo hará acompañado por su madre, la infanta Cristina, y, tal y como ha trascendido, sus hermanos Irene, Pablo y Juan. Seguro que echará en falta la presencia de su padre, que se encuentra a miles de kilómetros y aislado en la cárcel de Brieva, donde ingresó hace casi dos años por un delito de malversación, prevaricación, fraude a la Administración, dos delitos fiscales y tráfico de influencias en el caso Nóos.
De Miguel se ha dicho que es muy estudioso, sensible y carismático. Sus padres siempre han estado muy pendientes de sus notas. En estos momentos se encuentra cursando segundo de Bachillerato en Suiza y está a las puertas de iniciar una nueva etapa como universitario. El rey Felipe VI es su padrino y se rumorea que es el más bromista de los Urdangarín.
Mientras sus hermanos han destacado por ser unos cracs en deportes como el balonmano o la vela, lo suyo ha sido desde pequeño practicar skate. Además, entre sus aficiones también se encuentra tocar el piano, un instrumento para el que se formó desde bien pequeño.
Mientras que Pablo Nicolás, el mayor, fue el más expuesto del clan durante su estancia en Madrid, las apariciones públicas de Miguel Urdangarín se podrían contar con los dedos de una mano. Fuimos testigos de su bautizo y de su comunión, sus dos grandes actos como protagonista. Pero cuando comenzó a filtrarse el escándalo que implicó a Iñaki y la familia al completo puso tierra de por medio, su nombre desapareció del mapa.
La primera vez que fuimos partícipes de su gran cambio de niño a adolescente fue durante el cumpleaños de su abuela, la reina Sofía. Un posado histórico en el que los Urdangarín volvían a tener contacto con el núcleo duro de la familia real. Desde entonces, la prensa solo le ha captado en dos ocasiones: la primera, cuando visitó a su abuelo en la madrileña clínica Quirón tras ser intervenido de complicación cardíaca. La última, estas navidades, cuando se dejó fotografiar por Vitoria durante uno de los permisos penitenciarios de su padre.
Cumplir 18 años ha tenido consecuencias directas para él. Y no nos referimos a las más obvias. En su caso, ser mayor de edad le exime de tener un escolta financiado con los presupuestos de casa real. Así que, a partir de ahora, el equipo de seguridad con el que cuentan los Urdangarín Borbón en su nueva vida en Suiza se verá reducido.