Los palacios son aquellos lugares donde residían y residen las familias reales de cada país. Es ahí, dentro de sus muros, donde se producen los mejores eventos, las anécdotas nunca contadas y las decisiones tomadas. En muchos de ellos todavía residen las familias reales, mientras que otros están abiertos al público.
Los palacios reales europeos suelen estar caracterizados por su majestuosidad, su belleza y su arquitectura. Estos eran una muestra de la riqueza de la que gozaba el país y la familia real de cada lugar. Además, gracias a lo que se ha encontrado en su interior hemos podido entender mejor la historia.
Entre los palacios más impresionantes de Europa nos encontramos con el Palacio de Versalles. Fue el sitio de residencia de Luis XIV y hoy en día es uno de los complejos arquitectónicos más importante del continente. Este posee tres palacios, jardines y parques que se han convertido en un lugar de peregrinación para muchos turistas. Del interior del palacio se puede destacar la capilla, los aposentos de la reina y del rey, así como la Galería de los Espejos, una habitación que contiene 375 espejos. Además, es Patrimonio de la Humanidad.
El Palacio Real de Madrid fue construido entre 1738 y 1759 por orden de Felipe V y fue diseñado por los arquitectos Filippo Juvarra y Juan Bautista Sacchetti, su discípulo. Se trata de la residencia oficial de los reyes, aunque los monarcas no habitan en él desde hace muchísimos años, ya que residen en la Zarzuela. Este palacio tiene 135.000 metros cuadrados, convirtiéndose en el palacio real más grande de la Europa occidental.
El Buckingham Palace es considerado uno de los palacios más bonitos del mundo. Este está situado en la ciudad de Westminster y terminó de construirse en 1703. No se puede visitar, pero sí que es cierto que son muchos los turistas que se agolpan a las puertas del palacio. Es ahí donde reside Isabel II y donde también lo hacía su marido hasta su muerte.
El Palacio de Pena comenzó a construirse en 1836 y es de estilo romántico. Además, tiene una de las mejores vistas de la ciudad, ya que se puede observar, sin ningún tipo de problema, la ciudad de Lisboa. Este está abierto para todos los turistas durante todos los días del año.
El rey Francisco I de Francia construyó el Chateau de Chambord durante casi treinta años. El palacio es un guiño a la arquitectura del Renacimiento Francés y es considerado uno de los más bonitos del mundo. El lugar terminó de construirse en 1547.
El palacio de Schönbrunn también es considerado uno de lo más bonitos de Europa. Este se construyó en el siglo XVII con el objetivo de ser la residencia de verano de la familia imperial. Además, se trata de uno de los edificios históricos y culturales más importantes de Austria, además de uno de los lugares más visitados de la ciudad.
El palacio de la Alhambra de Granada fue ocupado por el rey Mohammed Ibn Yusuf ben Nasr en siglo XIII y en el año 899 pasó a usarse con fines militares. Así, se convirtió en uno de los enclaves más especiales de la ciudad andaluza.
El palacio real de Bruselas fue construido a principios del siglo XIX por el rey de los Países Bajos, Guillermo I, y se trata del palacio oficial del rey de Bélgica. Aunque eso sí, ni él ni su familia viven ahí, ya que residen en el Castillo Real de Laeken. Actualmente, se emplazan en el lugar algunos ministerios, salas de reuniones y habitaciones para los jefes de Estado.