Las claves que necesitas para salir airosa de las celebraciones navideñas con la familia política
Las reuniones familiares en Navidad pueden ser complicadas
Y más cuando vas a compartirlas con tu familia política
Pero es posible salir airoso y, además, disfrutar
Ya no nos andamos con rodeos: las celebraciones navideñas no tienen por qué ser idílicas. Esto se aplica, sobre todo, a las reuniones familiares, y muy especialmente a las reuniones con la familia política. El objetivo en muchos casos no es vivir una cena o comida familiar de cuento, sino sobrevivir a ella sin que tenga consecuencias. Eso sí, para conseguirlo hay que ir bien preparado y con algunas lecciones aprendidas. Así que toma nota de estos consejos para salir airoso de las celebraciones navideñas con la familia política y, quién sabe, incluso disfrutarlas más de lo que habrías imaginado.
El manual del perfecto invitado
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Para evitar los enfrentamientos, no hay nada mejor que empezar con buen pie. Si eres el invitado, sigue las normas básicas que te hagan parecer impecable: llega puntual y no lo hagas con las manos vacías. Si no te correspondía llevar nada acordado previamente, aún así, lo más adecuado es que lleves una botella de buen vino o un postre. Y, por supuesto, la mejor de tus sonrisas.
La regla de oro es saber qué temas hay que evitar
Si te ponen los temas de conversación conflictivos sobre la mesa, te tocará esquivarlos. Pero en lo que a ti se refiere, la regla de oro es que no seas tú quien los proponga. No hablar de política es un clásico pero, además, cada familia tiene sus propios temas sensibles: alguna enfermedad, asuntos de dinero o religiosos, conflictos con otros familiares que no están presentes, etc. Saber cuáles son y evitarlos es esencial para que no generar malestar de manera innecesaria.
Puedes mostrar desacuerdo
Eso sí, de la manera adecuada. La clave es que a cambio, y a ser posible con antelación, muestres algún tipo de empatía con tu interlocutor. Si te ves inmerso en una conversación sobre algún tema en el que no compartes opinión, pero no hay forma de esquivarlo, puedes participar con fórmulas como “entiendo tu postura, pero la mía es…”. Ser amable y educado no significa que debas convertirte en otra persona.
La comida siempre es un acierto
Para favorecer un buen clima, agradecer la comida ofrecida y felicitar por ella es imprescindible. Además de ser una regla de cortesía, ayuda a que todos se posicionen en el mismo bando: el gastronómico. A lo mejor tú haces mejor el cordero al horno, pero no es el momento de decirlo, sino de elogiar el que tienes delante.
No hay mal que cien años dure
Y menos si se trata de la Navidad, que tiene muy bien acotadas las fechas de comienzo y fin. Puede que lo último que te apetezca sea pasar estos días festivos con tu familia política, pero no es algo eterno. Así que respira hondo y piensa en que en cuestión de horas volverás a tu casa.
No descartes pasarlo bien
Si estáis reunidos es por algo. Es decir, además de aquello que os separa, también hay mucho que os une. No pongas el foco de tus pensamientos en lo negativo y aprecia las cosas buenas de estar juntos. Las hay, seguro, y pueden hacer que tu perspectiva de la celebración cambie.