Blanca Suárez es una de las actrices más cotizadas del panorama nacional, y lejos de vivir en una mansión en La Moraleja o La Finca, prefiere seguir en su barrio de toda la vida, el Barrio de Salamanca, donde se crió a dos pasos de el Parque del Retiro y la Fuente del Berro. Y es que, aunque su casa actual se encuentra en una colonia residencial en esta zona, antes de comprarla vivía en un piso a escasos metros de allí. Así que no cabe duda, la madrileña tiene claro cuál es su lugar favorito de Madrid para echar raíces.

Muy celosa con su vida privada, nunca ha hecho un ‘house tour’ como tal, pero sí que a través de su cuenta de Instagram hemos podido divisar rincones de su hogar donde se puede apreciar como denominador común el blanco y los tonos neutros, que inspiran paz y serenidad. También se sabe que se trata de un chalet de 210 metros cuadrados que adquirió en 2017 con dos plantas, cuatro dormitorios, tres baños y un pequeño jardín, muy luminoso, en el que no faltan los grandes ventanales.

Además, ahora hemos podido descubrir un poco más de su santuario personal gracias a un video que ha compartido la firma de muebles con la que ha redecorado su salón. “Mi casa es donde desconecto después de un día de rodaje, donde disfruto de mis animales. Es el lugar al que siempre quiero regresar”, explicaba en el video para la marca.

La actriz contaba que, en este espacio, buscó crear “rincones confortables que inspiran, donde poder estudiar el próximo guión o trabajar en un nuevo personaje”. Tal y como se puede observar, la estancia es bastante amplia y consta de varias partes diferenciadas. Por un lado, la zona de relax, donde un gran sofá gris perla aderezado con cojines de diferentes texturas y tejidos, se hace con el protagonismo. Y por otro, un pequeño rincón de lectura con dos sillones orejeros marrón chocolate. En el centro, una mesa de cristal minimalista con libros de moda y jarrones con flores que le confieren ese aire de calidez que tanto le gusta.

El comedor es una prolongación del salón, con una mesa octogonal de mármol que, en lugar de sillas, posee pequeños sillones también grises. Un juego de texturas con el que crea un contraste que no puede ser más tendencia.

Nos encanta cómo ha integrado ciertos detalles que elevan aún más la decoración y rompen con la gama cromática de los neutros. Nos referimos a la lámpara de pantallas flotantes de ratán en el techo y los butacones rectangulares que están dispuestos al lado del ventanal, también de ratán y madera de roble. Un mix perfecto entre el minimalismo de los noventa y los aires setenteros con el que logra que se vea mucho más sofisticado y personal.

Otro de los puntos clave que más paz inspiran es el aparador, donde los libros están cuidadosamente seleccionados que se remata con un cuadro de grandes dimensiones pintado con acuarela y un reloj de madera, muy vanguardista, colgado en la pared.

Si el resto de la casa la ha decorado siguiendo las mismas premisas que con su salón, estamos seguras de que será un remanso de paz en el que primen los tonos claros, con mobiliario ‘minimal’ pero con personalidad, y alguna que otra reminiscencia vintage, como por ejemplo las lámparas y el cabecero de su dormitorio.

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