Está siendo un año repleto de cambios en la vida de Paula Echevarría. El pasado mes de septiembre, la actriz anunciaba a través de sus redes sociales que estaba embarazada de su primer hijo junto a Miguel Torres. Y, desde entonces, todo ha sido un sin fin de buenas noticias: el sexo, el nombre, la evolución de su tripa premamá y la ilusión de Daniella, su hija en común con David BustamanteDavid Bustamante, por convertirse en hermana mayor son solo algunas de las cosas que ha compartido. A tan solo unas semanas de dar a luz, la asturiana ha comenzado la reforma de su hogar para la llegada de Miguel Junior.
Año y medio después de mudarse a su nueva casa, y cuando parecía que ya estaba finiquitada toda la decoración, la actriz empieza de nuevo con una estancia de la casa que ya prepara para el bebé. El pasado mes de febrero comenzaba a pensar en cómo podría ser la habitación de su segundo hijo. “Creo que va siendo hora de mirar habitación y me gusta tanto todo que no sé por dónde empezar”, contaba en su cuenta de Instagram. Fue también a través de redes sociales donde compartió algunas primeras ideas tras visitar Piccolo Mondo, una tienda de Madrid especializada en decoración infantil.
Pero ahora Paula Echevarría, con las ideas algo más claras, ha comenzado la reforma en una de las estancias de su casa que pasará a ser la habitación de su bebé. De momento lo que se puede ver es una puerta blanca que da paso a una estancia con forma cuadrada que tiene el suelo lleno de papel para evitar mancharlo al pintar. Sin saber aún cuál será el resultado final, por el momento las paredes también son de color blanco. “En progreso”, ha escrito la actriz en sus redes sociales.
Si en algo está siendo muy constante es en el deporte. La actriz, que ya entrenaba antes de quedarse embarazada, empezó a incluirlo aún más en su rutina a raíz del embarazo. El suelo pélvico ha sido una de las cosas que más ha trabajado y a tan solo unos días de dar a luz, la pareja de Miguel Torres continúa ejercitándose en la cinta del gimnasio que ha montado en su propia casa. “Aunque ya me cueste horrores…”, reconocía.