Mientras Adele rectificaba en pleno directo durante su actuación homenaje a George Michael, asumía que la había "cagado" para, poco después, dedicarle uno de sus cinco premios a Beyoncé. No contenta con eso, rompió la estatuilla. Por su parte Beyoncé se mostraba embarazadísima y estrafalaria mientras que Rihanna aprovechaba que no tuvo que subir ni una vez al escenario para beberse la petaca que portaba.