¿Hay una revolución feminista en Hollywood?
Esther L.Calderón
21/01/201617:08 h.Los procesos de cambio son complejos. Y lentos. Pero la acumulación de gestos reivindicativos en los últimos dos años es evidente. Si esto fuese una película épica al estilo 'Sufragistas', la primera parte del guion describiría justo el desequilibrado panorama actual en el que habitan las actrices del show bussiness: profesionales dejando de trabajar a los 35 por ser demasiado 'viejas', brechas salariales con sus colegas masculinos por el mismo trabajo (Sienna Miller ya ha dejado un proyecto como protesta), taconazos imposibles que hacen "sangrar los pies" (Emma Thompson y Lena Dunham dixit), mini cámaras en las alfombras rojas para que ellas, solo ellas, metan la mano en una caja y enseñen sus uñas y sus joyas ( Jennifer Aniston ya se han negado), directoras que no encuentran financiación por el prejuicio de que los hombres no van al cine a ver cintas 'de tías' (sólo el 4% de las películas de los últimos cuatro años estuvieron dirigidas por chicas)… Y así.
Pero empecemos por orden. Algo cambió el 20 de septiembre de 2014 durante el discurso en la ONU Emma Watson (aquí puedes verlo con subtítulos en español). La británica se salió con un emotivo speech sobre la impopularidad de la palabra 'feminista' en según qué sectores, desterró la connotación 'anti-hombres' del término y pidió el apoyo de ellos (de ahí el hashtag #heforshe) para luchar por una igualdad auténtica entre ambos géneros. "¿Por qué en mi país no cobro lo mismo que un actor? ¿Por qué sólo he sido dirigida dos veces por una mujer?", se preguntaba. La repercusión mediática fue inmediata y varios actores se unieron a la causa ( Ryan Gosling, entre otros). Su frase final, "si no soy yo, ¿quién? Si no es ahora, ¿cuándo?", es ya un lema mundial.
De hecho, ese discurso le llevó a reunirse con la ganadora del Nobel de la Paz Malala Yousafzai, quien le confesó que se había declarado feminista después de escuchar su alegato. "La palabra es complicada. Pero cuando escuché tu discurso y te oí decir ‘Si no es ahora, ¿cuándo?’ me di cuenta de que me podía definir a mí misma como feminista y todas deberíamos serlo, porque no hay nada malo en la igualdad entre hombres y mujeres".
Apenas unos meses después, Jennifer Lawrence protagonizó otro hito mediático al enterarse, gracias a un hackeo de emails de Sony, que sus compañeros en 'La gran estafa' se llevaban el 9% de los beneficios, frente a su 7%. También que un productor describía como "mocosa malcriada" a una actriz que intentó negociar su salario. El cabreo le llevó a escribir una carta abierta en Lenny Letter —el blog de Lena Dunham y Jenni Konner, la productora de 'Girls'— titulada '¿Qué he hecho yo que no han hecho ellos?', en la que pedía igualdad salarial. Es decir, cobrar "lo mismo que la gente afortunada con penes". El escrito ha dado la vuelta al planeta varias veces.
En la misma línea actuó Charlize Theron al enterarse que su compañero de reparto en 'Blancanieves y la leyenda del cazador’, Chris Hemsworth, cobraría más que ella. Tuvo suerte y consiguió negociar un aumento de 10 millones, pero no todas lo logran: según los cálculos del Bureau of Labor Statistics, por cada dólar que recibe un actor, sus compañeras ganan 77 centavos. Aun así todas insisten en recalcar que no se trata de dinero, que también, sino de justicia. De hecho, Charlize lanzó su propio alegato implícito al interpretar a Imperator Furiosa en Mad Max, considerada una de las películas más feministas de Hollywood de todos los tiempos.
Según un minucioso informe publicado por Forbes y The Hollywood Reporter, Lawrence fue la actriz mejor pagada del año pasado con 36 millones de dólares, mientras que Robert Downey Junior, con 75, fue el rey de los chicos. Si bien Gwyneth Paltrow, su co-protagonista en 'Iron Man', acabó tan harta del menosprecio (su cheque fue ostensiblemente menor) que no se cortó en responder a un periodista así: "Cobrar menos que otros compañeros por el mismo trabajo hace sentir a cualquiera una mierda".
Sienna Miller fue más allá y rechazó el pasado octubre una obra de teatro en Broadway al descubrir que le ofrecían la mitad de sueldo que su co-protagonista masculino y "¡sólo íbamos a estar nosotros dos sobre el escenario!". "He hecho lo que tenemos que empezar a hacer, aunque eso vaya en contra de nuestros sueños artísticos", afirmó.
Patricia Arquette es otra de las mujeres de la industria que se están plantando. Fue al recoger su Oscar en la pasada edición, donde pidió "a todas las mujeres que han dado a luz, que pagan sus impuestos, que son ciudadanas de esta nación y que hemos luchado por los derechos de todos los demás” que hiciesen lo mismo: "Ya es hora de que tengamos de una vez por todas el mismo salario y los mismos derechos", dijo. Y desde las butacas, Meryl Streep exclamaba "yes oh yes" mientras JLo aplaudía a tope. A los dos meses, Streep promocionaba Writers Lab, una iniciativa para buscar financiación a mujeres guionistas mayores de 40 años, y a los tres envió cartas a cada uno de los congresistas estadounidenses para apoyar la Enmienda por la Igualdad de Derechos.
Pero no solo de brecha salarial vive este caldo de cultivo. Es en el cuerpo de la mujer donde el sexismo se dispara como un heiser. Superar los 40 supone un trauma para casi todas, ya que la mayoría de los papeles disponibles (se calcula que el 70%) son para personajes en torno a los treinta… pero con aspecto de 20. La humorista Amy Schumer, sin duda uno de los nombres del año, se marcó un 'sketch' (viral) con el que no podrás parar de reír a poco sensible que seas, donde Tina Fey y Patricia Arquette celebran, con kilos y kilos de ironía, el último día en el que Julia Louis-Dreyfus podía considerarse "sexualmente atractiva" para la industria. Es decir, "follable" en vez de "madura". ¿Te imaginas a Jhonny Deep, Brad Pitt o Gerald Budler o Jon Hamm en la misma situación?
En este sentido, las alfombras rojas son directamente la jungla. El caso más sonado ha sido el de Cate Blanchett, quien se agachó, durante un plano de cámara que pretendía recorrerla de los pies al escote, para preguntar si también se lo hacían a los hombres. Los gifs interneteros surgieron al instante.
La 'mani cam', esa caja con una cámara dentro para que las actrices metan la mano y enseñen la manicura y sus joyas, es otro de los símbolos explosivos. Elisabeth Moss ya sacó el dedo corazón (literal) a la cadena de televisión E! en los Globos de Oro y Jennifer Aniston, Julianne Moore o Clarke rechazaron tajantemente el ofrecimiento: la idea es se les valore por su trabajo, no solo por lo que lleven puesto.
Con todo, el lenguaje es quizá el mayor campo de batalla. No solo las connotaciones de la propia palabra 'feminismo', sino de lo que se les pregunta a ellos y a ellas en las entrevistas, algo que indica, implícitamente, que aún queda mucho que hacer con los roles de siempre. Emma Stone se quejó de que solo le preguntaran sobre su ropa, Zoey Deschanel se cuestionó en alto si alguien preguntaría a George Clooney si quiere tener hijos y Scarlett Johansson lanzó, a micro abierto, por qué ella tenía que sufrir preguntas sobre dietas o planes de boda y sus compañeros se quedaban con las interesantes. Su cabreo se entiende fenomenal cuando se hace el experimento al revés, como sucedió hace dos eneros en los BAFTA: "¿Qué llevas puesto?", le preguntaron a Michael Keaton. "¿Por qué me preguntas esa tontería?", fue su respuesta espontánea.
Los Globos de Oro del año pasado, presentados por el dúo humorístico Amy Poehler y Tina Fey, fueron los más feministas (y puede que divertidos) de la historia. Toda la ceremona estuvo plagada de golpes de efecto sencillos pero efectivos, como presentar a George Clooney como "el marido de Amal, una abogada que defiende los derechos humanos, que ha trabajado en el caso Enron (la quiebra de una empresa de energía estadounidense), como consejera de (el exsecretario general de la ONU) Kofi Annan en Siria, y fue elegida una de las tres personas que integraron una comisión de la ONU sobre crímenes de guerra en la Franja de Gaza".
Aunque lo que más indica un cambio real es lo de siempre: dónde se está invirtiendo el dinero. La industria se está dando cuenta de pronto de que la lucha por la igualdad y los personajes fuera de los estereotipos también pueden ser rentables... y los proyectos van surgiendo. La película más evidente es la reciente 'Sufragistas', sobre la lucha por el voto femenino británico, pero también está las serie 'Jessica Jones', primera sobre una heroína de comic de Marvel, 'Girls' es ya un clásico, 'Carol' va sobre una historia de amor entre mujeres (aunque ha sido ignorada en las nominaciones a los Oscar), 'Transparent' va por la segunda temporada y tiene varios premios, a punto están 'Confirmation' (biopic sobre Anita Hill, la abogada que luchó contra el acoso sexual) y 'Ms' (sobre la revista de Gloria Steinem, icono de la segunda ola del feminismo), sigue el personaje de Amy Poehler en 'Parks and Recreation'…
Incluso las marcas de belleza ven espacio para posicionarse en un buen lugar. Parece que rebelarse también vende. Si Dove pide 'mujeres reales', L'Oreal estuvo muy atento a la polémica de las preguntas y creó una campaña bajo el hashtag #WorthSaying para que las propias celebrities tuiteasen los temas de relevancia sobre lo que les gustaría ser preguntadas en la alfombra roja. Del estilo (aunque sin objetivo empresarial) es la iniciativa #AskHerMore, dentro de The Representation Project, que ha sido apoyada por Reese Witherspoon, Lena Dunham y Shonda RhimesLena Dunham y . "Es un movimiento para decir que somos más que nuestros vestidos. Hay 44 nominadas chicas este año, y estamos encantadas de estar aquí y hablar de nuestro trabajo. Es duro ser una mujer en Hollywood", explicó Witherspoon.
Hasta James Bond está evolucionando. Craig ya la lió hace diez años con los fans de la saga al calificar a 007 de "cerdo sexista" y luego lo remató hace dos al vestirse de mujer en un vídeo en pro de la igualdad de género, en el que la voz en off de Judi Dench recordaba al mundo por qué la lucha feminista sigue siendo necesaria: "Las mujeres formamos dos tercios de la población activa del mundo, pero sólo recibimos un 10 por ciento de los ingresos y un uno por ciento de la propiedad", indicaba la aún jefa del MI6. Así que… lo dicho: "Si no soy yo, ¿quién? Si no es ahora, ¿cuándo?"
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Los procesos de cambio soncomplejos. Y lentos. Pero la acumulación de gestos reivindicativos en losúltimos dos años es evidente. Si esto fuese una película épica al estilo ‘Sufragistas’,la primera parte del guion describiría justo el desequilibrado panorama actualen el que habitan las actrices del show bussiness: profesionales dejando detrabajar a los 35 por ser demasiado ‘viejas’, brechas salariales con sus colegasmasculinos por el mismo trabajo (Sienna Miller ya ha dejado unproyecto como protesta), taconazos imposibles que hacen“sangrar los pies” (Emma Thompson y Lena Dunham dixit), mini cámaras en lasalfombras rojas para que ellas, solo ellas, metan la mano en una caja y enseñensus uñas y sus joyas (JenniferAniston, Julianne Moore, Emilia Clarke o Cate Blanchet ya se han negado), directoras que no encuentran financiación por el prejuicio de que loshombres no van al cine a ver cintas de tías (sólo el 4% de las películas de losúltimos cuatro años estuvieron dirigidas por chicas)… Y así.
Pero empecemos por orden. Algo cambió el 20 de septiembre de2014 durante el discurso en la ONU Emma Watson. La británica se salió con un emotivospeech sobre la impopularidad de la palabra‘feminista’ en según qué sectores, desterró la connotación ‘anti-hombres’ deltérmino y pidió el apoyo de ellos (de ahí el hashtag #heforshe) para luchar por una igualdad auténticaentre ambos géneros. “¿Por qué en mi país no cobro lo mismo que un actor? ¿Porqué sólo he sido dirigida dos veces por una mujer?", se preguntaba. Larepercusión mediática fue inmediata y varios actores se unieron a la causa(Ryan Gosling o Jon Hamm, entre otros). Su frase final, “si no soy yo, ¿quién? Si no esahora, ¿cuándo?”, es ya un lema de movilización mundial.
De hecho, ese discurso le llevó a reunirse con la ganadoradel Nobel de la Paz Malala Yousafzai, quien le confesó que se había declaradofeminista después de escuchar su alegato. “La palabra es complicada. Cuando laoí por primera vez me di cuenta de que tenía connotaciones negativas perotambién positivas. Pero cuando escuché tu discurso y te oí decir ‘Si no esahora, ¿cuándo?’ me di cuenta de que me podía definir a mí misma como feministay todas deberíamos serlo, porque no hay nada malo en la igualdad entre hombresy mujeres”.
Apenas unos meses después, Jennifer Lawrence protagonizóotro hito mediático al enterarse, gracias a un hackeo de emails de Sony, quesus compañeros en ‘La gran estafa’ se llevaban el 9% de los beneficios, frentea su 7%. También que un productor describía como “mocosa malcriada” a una actriz que intentónegociar su salario. El cabreo le llevó a escribir una cartaabierta en Lenny Letter—el blog de Lena Dunham y Jenni Konner, la productora de ‘Girls’— titulada ‘¿Qué he hecho yo que no han hecho ellos?’,en la que pedía igualdad salarial. Es decir, cobrar "lomismo que la gente afortunada con penes". El escrito hadado la vuelta al planeta varias veces.
En la misma línea actuó Charlize Theron al enterarse que su compañero dereparto en 'Blancanieves y la leyenda del cazador’, Chris Hemsworth, cobraríamás que ella. Tuvo suerte y consiguió negociar un aumento de 10 millones, perono todas lo consiguen: según los cálculos del Bureau of Labor Statistics, por cada dólar que recibe unactor, sus compañeras ganan 77 centavos. Aun así todas insisten en recalcarque no se trata de dinero, que también, sino de justicia. De hecho, Charlizelanzó su propio alegato implícito al interpretar a Imperator Furiosa en Mad Max, consideradauna de las películas más feministas de Hollywood de todos los tiempos. También Lawrencepriorizó la urgencia social sobre el plano económico, explicandoque justo a ella le da igual, pero a muchas de sus compañeras no, ya que laactriz mejor pagada de la industria del año pasado, según un minucioso informepublicado hace un año por Forbes y The Hollywood Reporter, con 36 millonesde dólares.
Robert Downey Junior, con 75, es el mejor pagado de los chicos, aunque Gwyneth Paltrow, su compañera en ‘Iron Man’,recalcó el lado reivindicativo y emocional del tema: “el salario es una forma decuantificar lo que vales y cobrar menos que otros compañeros por el mismotrabajo hace sentir a cualquiera una mierda".
Tanto es así, que Sienna Miller rechazó el pasado octubre unaobra de teatro en Broadway al descubrir que la ofrecían la mitad de salario delque iba a recibir el co-protagonista masculino y “¡sólo íbamos a estarnosotros dos sobre el escenario!". "He hecho lo que tenemosque empezar a hacer, aunque eso vaya en contra de nuestros sueñosartísticos", afirmó.
Patricia Arquette ha sido otra de las mujeres de laindustria que se están plantando. Fue al recoger su Oscar en la pasada edición,donde pidió "a todas las mujeres que han dado a luz, que pagan susimpuestos, que son ciudadanas de esta nación y que hemos luchado por losderechos de todos los demás” que hiciesen lo mismo: “Ya es hora de que tengamosde una vez por todas el mismo salario y los mismos derechos", dijo, y desdelas butacas Meryl Streep decía “yes oh yes”mientras aplaudía. A los dos meses, Streep promocionaba Writers Lab, unainiciativa para buscar financiación a mujeres guionistas mayores de 40 años, ya los tres envió cartas a cada uno de los congresistas estadounidenses paraapoyar la Enmienda por la Igualdad de Derechos.
Pero no solo de brecha salarial vive este caldo de cultivo.Es en el cuerpo de la mujer es donde el sexismo se dispara como un heiser. Superarlos 40 supone un trauma para casi todas, ya que la mayoría de los papelesdisponibles (se calcula que el 70%) son para personajes en torno a los treinta…pero con aspecto de 20. La humorista Amy Schumer, sin duda uno de los nombresdel año, se marcó un sketch (viral) con el que no podrás parar de reír a pocosensible que seas, donde Tina Fey y Patricia Arquette celebran el último día enel que Julia Louis-Dreyfus se puede considerar “sexualmente atractiva” para laindustria. Es decir, “follable” en vez de “madura”. ¿Te imaginas a Jhonny Deep,Brad Pitt o Gerald Budler o Jon Hamm en la misma situación?
En este sentido, lasalfombras rojas son directamente la jungla. El caso más sonado ha sido el de CateBlanchett, quien se agachó, durante un plano de cámara que pretendía recorrerlade los pies al escote, para preguntar si también se lo hacían a los hombres. Losgifs interneteros surgieron al instante.
La ‘mani cam’, esa caja con una cámara dentro para que las actrices metan lamano y enseñen la manicura y sus joyas, es otro de los símbolos explosivos. ElisabethMoss ya sacó el dedo corazón (literal) a la cadena de televisión E! instala enlos Globos de Oro y Jennifer Aniston, Julianne Moore o Clarke rechazaron tajantemente el ofrecimiento: la idea es se lesvalore por su trabajo, no solo por lo que lleven puesto.
Con todo, el lenguaje es quizá el mayor campo de batalla. No solo lasconnotaciones de la propia palabra ‘feminismo’ en sí, sino de lo que se lespregunta a ellos y a ellas, que indica, implícitamente, que aún queda mucho quehacer con los roles de siempre. Emma Stone se quejó de que solo le preguntaran “portonterías” de ropa, Zoey Deschanel se cuestionó en alto si alguien preguntaríaa George Clooney si quiere tener hijos y Scarlett Johansson lanzó, a microabierto, por qué ella tenía que sufrir preguntas sobre dietas o planes de boday sus compañeros se quedaban con las interesantes. Su cabreo se entiendefenomenal cuando se hace el experimento al revés, como sucedió los BAFTA elpasado enero: “¿Qué llevas puesto?”, le preguntaron a Michael Keaton. “¿Por quéme preguntas esa tontería?”, fue su respuesta espontánea.
Aunque lo que más indica un cambio real es que la industria comienza a verque la igualdad y los personajes fuera de los estereotipos comienzan a serrentables. La película más evidente es ‘Sufragistas’, sobre la lucha por elvoto femenino británico, pero también está las serie ‘Jessica Jones’, primerasobre una heroína de comic de Marvel, ‘Girls’ es ya un clásico, ‘Transparent’va por la segunda temporada, a punto están 'Confirmation' (biopic sobreAnita Hill, la abogada que luchó contra el acoso sexual) y 'Ms.' (una seriesobre la revista de Gloria Steinem, icono de la segunda ola del feminismo), sigueel personaje de Amy Poehler en ‘Parks and Recreation’…
Incluso las marcas de belleza ven espacio para posicionarse en un buenlugar. Parece que rebelarse también vende. L'Oreal estuvo muy atento ala polémica de las preguntas y creó una campaña bajo el hashtag #WorthSayingpara que las propias celebrities tuiteasen los temas de relevancia sobre lo queles gustaría ser preguntadas en la alfombra roja. Del estilo (aunque sinobjetivo empresarial) es la iniciativa #AskHerMore, dentro de The Representation Project, que ha sido apoyada por ReeseWitherspoon, Shonda Rhimes. “Es un movimiento para decir que somos más quenuestros vestidos. Hay 44 nominadas chicas este año, y estamos encantadas deestar aquí y hablar de nuestro trabajo. Es duro ser una mujer en Hollywood o encualquier otra industria”, explicó Witherspoon.
Hasta James Bond está cambiando. Craig ya la lió hace diez años con los fansde la saga al calificar a 007 de “un cerdo sexista” y luego loremató hace dos al vestirse de mujer en un vídeo en prode la igualdad de género, en el que la voz en off de JudiDench recordaba al mundo por qué la lucha feminista sigue siendonecesaria: “Las mujeres formamos dos tercios de la población activa delmundo, pero sólo recibimos un 10 por ciento de los ingresos y un uno por cientode la propiedad”, indicaba la aún jefa del MI6. Así que… lodicho: “Si no soy yo, ¿quién? Si no esahora, ¿cuándo?”
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