Muere Gina Lollobrigida: de su polémico matrimonio con un español a la guerra con su único hijo

Gina Lollobrigida ha fallecido esta mañana a los 95 años, según han difundido medios italianos, que han hecho pública una comunicación de la familia de la popular actriz italiana. "La Bersagliera nos ha dejado. […] La familia pide en este momento de gran dolor, por parte de los medios, el máximo respeto", se puede leer en la nota, que firman su hijo y su nieto. Icono del cine italiano, sex symbol para varias generaciones y una de las intérpretes europeas con mayor y mejor currículum, los últimos años de su vida han venido marcados por las enemistades y peleas familiares: repasamos quién es quién en el entorno de la actriz.

Pocas actrices europeas han conseguido la trayectoria, los reconocimientos y el lugar en la cultura popular y el imaginario colectivo que Lollobrigida. La intérprete de, entre más de sesenta cintas y varias series de televisión, recibió a lo largo de su trayectoria tres premios David di Donatello (los homólogos italianos a los Goya), además de otros honores en su país de origen. Además, estuvo nominadas en tres ocasiones a los Globos de Oro, que ganó en una ocasión, en 1961, por ‘Cuando llegue septiembre’. También estuvo nominada a los británicos premios BAFTA y cuenta con estrella propia en el Paseo de la Fama de Hollywood.

En lo personal, la vida de la actriz ha venido marcada por su matrimonio con el médico esloveno Milko Škofič en 1949, apenas unos meses después de haberle conocido. Con él, que se acabaría convirtiendo en representante y mánager de la intérprete, estuvo casada durante 22 años, en los que vivieron en Italia y Canadá. Fruto de dicha relación nació el único hijo de la actriz, Andrea Milko Škofič. En 1971, la pareja se divorció.   

Más allá de rumores sobre otros romances, el segundo episodio marital de su vida tuvo lugar en 2006, cuando la revista ¡Hola! publicó que Lollobrigida (de 79 años por aquel entonces) se había comprometido con el empresario español Javier Rigau y Rifols, a quien en teoría había conocido en una fiesta en Monte Carlo en la década de los 80, y con quien había mantenido contacto desde entonces.

Comenzó entonces un rocambolesco culebrón. Solo dos meses después del anuncio del compromiso, este se suspendió debido, se argumentó entonces, al desmedido interés mediático, pero se retomaría finalmente: la pareja se casaría en Barcelona en 2010. En su momento se habló de que el icono italiano se había casado mediante un poder especial firmado por ella ante notario, no presencialmente.

Con el paso del tiempo, el matrimonio saltó por los aires y comenzarían las acusaciones. La intérprete denunció a Rigau ante la justicia española e italiana, acusándole de estafa y falsedad documental. Gina negaba que el poder firmado por ella concediese una autorización para contraer matrimonio y afirmaba no haber sido consciente de que estaban casados hasta tres años después del enlace. El caso, finalmente, fue archivado en España. El Vaticano sí le concedería la nulidad del matrimonio, no obstante.

Paralelamente, el empresario, convertido en personaje habitual de la prensa rosa, comunicó que había firmado un contrato de confidencialidad postmatrimonial. Un documento que le impediría comunicar la verdadera edad que tenía cuando la conoció, pero que no impediría que Rigau apuntase a que la conoció siendo mucho más joven, y que fueron amantes durante años: "Al principio fue una relación puramente sexual. Ella solo venía a España para verme y acostarse conmigo", declararía entonces.

El de Rigau no fue el único caso de relación entre la intérprete y un hombre joven. Poco después, la artista conocería a Andrea Piazzolla (de 25 años mientras ella tenía 86), a quien contrató como asistente y que se convirtió en una persona tremendamente cercana a la actriz, con quien se mudó y cuyo patrimonio comenzó a gestionar. Pronto comenzaron las acusaciones, por parte de la familia de Gina, hacia Andrea, apuntando a que el joven se estaría gastando la fortuna de la actriz. El caso acabó en los tribunales.

Pero es que, además, de estas confusas tramas sentimentales, Lollobrigida protagonizó en los últimos años una fuerte enemistad pública con su único hijo, padre a la vez de su único nieto, Dimitri. Tras varias indirectas lanzadas en público sobre las capacidades mentales de su madre, en 2014, este acudió a los tribunales romanos para mostrar preocupación por ella, consiguiendo que se nombrase un administrador externo para gestionar su patrimonio, pese a que había dos años que no se veían en persona. La noticia cayó como un jarro de agua fría sobre la actriz.

La relación entre ambos se tensaría todavía más con el paso del tiempo, al requisarse varios de sus bienes para impedir que ella los vendiese en subasta. La actriz dio varias entrevistas en las que acusaba a Andrea Milko: "¿Por qué me hace esto? He sido de lo más generosa con él", declaraba a Vanity Fair Italia en 2016. En 2021 Gina comenzó a contar con los servicios de un abogado que fuera fiscal antimafia y que comparaba el caso de la actriz con el de Britney Spears y su tutela paterna. "Mi hijo está en mi contra porque quiero hacer lo que me dé la gana con mi vida. Me siento humillada", confesaría Lollobrigida en televisión.