Cuando llamaron a la puerta de Lucía Alemany para ofrecerle dirigir 'MARI(DOS)' no se lo podía creer. Llegó incluso a plantearse rechazar la oferta, explica, porque nunca antes se había enfrentado a una comedia. Pero trabajar con una gran producción era el siguiente paso en su carrera después de 'La Inocencia', su ópera prima: "Quería dar el salto al cine comercial", confiesa. Así que se sumergió en la historia de Laura, Toni y Emilio en un bucólico y nevado paisaje al que Lucía le dio un toque particular.
"La película tiene un sello autoral", admite. Y es que ella quiso que el filme tuviera un aire de western y le aportara un valor añadido a la comedia. Todo el equipo confió mucho en su criterio, cuenta, y está "muy contenta con el resultado". Un paso más en la trayectoria de esta joven directora que se ha abierto paso en el cine y cuya carrera solo acaba de despegar.
Un porvenir con muy buenas perspectivas que, la propia Lucía asegura, debe a todas las mujeres que lucharon y luchan por políticas que fomenten la paridad. Ella considera que es una privilegiada por "recoger los frutos de lo que otras sembraron", asegura. Pero, aunque no haya formado parte de ese camino y aún quede mucho por recorrer, cree que hay que celebrar lo conseguido hasta el momento porque "es lo que le da sentido a la lucha", dice.
A pesar de ser consciente de los problemas que aún quedan por resolver, Lucía Alemany prefiere optar por una visión más optimista haciendo retrospectiva: "Es fuerte que viniendo de donde vengo haya conseguido ser directora como quería", cuenta. Es consciente de que no hace mucho era algo impensable. Pero ahora, con su experiencia, lanza un mensaje de esperanza a las mujeres que están empezando: "Todavía arrastramos una herencia, pero se puede soñar con hacer cine".