La Raffaella Carrà más desconocida: "Se mojó con muchos compañeros para mejorarles el sueldo"
Hablamos con Pedro Ángel Sánchez, autor del libro 'Nada es eterno salvo la Carrà', la primera biografía de la cantante italiana publicada en España
Un viaje por la trayectoria vital y profesional de la Raffaella a través de sus palabras y de las de decenas de personas que formaron parte de su círculo cercano como Ramón García o Loles León
Un libro que también explica cómo evolucionó la sociedad española al ritmo de sus canciones, cómo ambos se retroalimentaron para hacernos a todos más libres
Si juntamos las palabras televisión, melena rubia, canto y baile, es imposible que no se nos venga a la cabeza Raffaella Carrà. Sin embargo, la artista italiana era mucho más que toda esa fantástica fiesta. Fue la primera en cantar a la masturbación femenina y al amor homosexual (recordemos que esto lo hizo en los años 70, cuando España todavía era franquista), fue alegría, una trabajadora infatigable y un largo etcétera de sustantivos y adjetivos bonitos. También, y contrario a lo que podría parecer, una "antidiva". Como cuenta el periodista Pedro Ángel Sánchez, autor de la primera biografía de la artista italiana en España titulada 'Nada es eterno salvo la Carrà' (editorial Dos Bigotes), a ella lo que le gustaba estar tranquila, leer, viajar. “Porque detrás de los focos no estaba la Carrà, sino la Pelloni”. En Divinity hemos hablado con él sobre la vida de la cantante y de la relación tan especial que tenía con España.
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¿Cómo de importante fue Raffaella para España?
Fue tan importante como muchas de las grandes folclóricas de nuestro país. Tanto es así que representa muy bien el cambio de tiempo, de la dictadura a la democracia, y por eso se ha colado en tantas generaciones y forma parte de la vida y los recuerdos de nuestros abuelos, padres y ahora, en los últimos tiempos, de la gente joven gracias a ese éxito de 'Pedro'. Esta canción ha conseguido que una generación, que quizá estaba alejada de su figura, ahora sepa reconocerla.
Decía que una vida es una vida cuando tienes libertad: libertad para amar, para desear, para equivocarte
Y al revés, ¿qué le dio nuestro país a la Carrà?
Le dio los momentos más felices de su vida. Tanto es así que llegó a tener residencia aquí. Adoraba absolutamente todo lo nuestro: la gastronomía, nuestra gente, nuestras costumbres, la rumba... Cada cierto tiempo, cuando trabajaba en Italia, venía aquí. Le encantaba comer jamón de jabugo, nuestra música y nuestros artistas. De hecho, en muchas ocasiones, los llevaba a sus programas de televisión. Fue una de las mejores embajadoras que ha tenido España en Italia sin ser político.
A Raffaella se la podría describir de mil formas, pero si hay una palabra que la define por encima de todas, esa sería libertad. ¿No es así?
Era una mujer muy libre en todos los sentidos. Por eso no eran casualidad esos mensajes de sus canciones tan liberadores, que evocaban tanto la diversidad. Estos representaban muy bien su forma de pensar y de ser. Fue libre incluso en la parte más sentimental. De hecho, ella decía que una vida es una vida cuando tienes libertad: libertad para amar, para desear, para equivocarte. Y esa es la libertad en la que ella creía.
Muestra de ello es que fue la primera en cantar a la masturbación femenina, pero también a amor homosexual...
Hasta ahí llegaba su libertad. Hay que recalcar que estos mensajes llegaron hace cincuenta años. Cuando ella aterrizó en nuestro país, esa forma de mover el cabello y de bailar no existía. Franco seguía en el poder y el modelo de mujer que había en la sociedad no tenía nada que ver con eso: la mujer estaba destinada a poner el plato de comida al marido cuando llegara a casa y si buscaba trabajo, como mucho encontraba de sastra o cocinera. Ella llegó en un mundo de hombres y se consiguió hacer su sitio. Y lo que es más difícil, siendo una mujer atractiva y sexy. Por eso debía ser muy dueña de su libertad. Algo que también consiguió a través de las canciones. Habló de la homosexualidad sin prejuicios, de la masturbación femenina, del sadomasoquismo. Todo lo hacía con ironía y mucha elegancia porque decía que ser chabacana no iba con ella.
Lo curioso de ella es que más allá de sus letras festivas, era una persona sencilla. La defines como una antidiva. ¿Por qué?
A mí es lo que más me sorprendió de ella. Tenemos una imagen de Raffaella que nos lleva a la fiesta y a la diversión, pero ella era lo contrario: se iba a Monte Argentario en la Toscana y allí se dedicaba a estar tranquila y a leer. Le gustaba hacer cenas con los amigos y jugar a las cartas. Algo que le servía para ejercitar la memoria. Porque detrás de los focos no estaba la Carrà, sino la Pelloni.
Tenemos una imagen de ella que nos lleva a la fiesta y a la diversión, pero era lo contrario
¿Cuál es la anécdota que más te gusta de ella?
Me llamó mucho la atención que ella prefiriera crear a estar delante de las cámaras. Y su parte solidaria, que era muy desconocida. No solo cómo se mojó con muchos compañeros por mejorarles el sueldo, sino también muchísimas donaciones que hizo en secreto y cómo ayudó a muchos invitados que iban a sus programas como invitados. Muchas veces de forma anónima. Algo que da una idea del tipo de persona que era.
Raffaella como dices en el título, será siempre eterna. Y muestra de ello es la canción de Pedro, que hemos escuchado durante más de un mes en todos lados
Se ha convertido en el mayor éxito de Raffaella gracias a las redes sociales y a un mapache. Tanto, que ha sido número uno en varios países. La canción habla de que va por las calles de Santa Fé, una ciudad argentina, y de repente aparece un señor que se ofrece como guía y que se llama Pedro. La letra cuenta que ve de todo, menos la ciudad. Incluso las estrellas. La canción es algo que evidencia que sigue siendo eterna y que la alegría no caduca.