Verónica Echegui: “Sin redes sociales me siento más libre, me parecen una pérdida de tiempo"
Tras el thriller político Justicia Artificial, estrena nueva película, 'Yo no soy esa', de María Ripoll. Es una luminosa comedia donde se sale interpretando a una joven que despierta de un coma y flipa con los cambios que ha habido desde los años 80
Hablamos con ella de amistad, desconexión de las redes, igualdad o de sus iconos de mujeres de belleza natural como su compañera de reparto Ángela Molina
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Hace poco, Verónica Echegui estrenaba el thriller político 'Justicia Artificial', donde interpretaba a una prestigiosa jueza. Ahora cambia totalmente de registro con su última película, 'Yo no soy esa'. En esta luminosa comedia de la directora María Ripoll, con la que ya trabajó en 'No culpes al karma de lo que te pasa por gilipollas', interpreta a una joven que despierta tras 20 años de estar en coma. O sea, desde los años 90 a la locura del mundo actual sin tener tiempo para aprender ni lo que es internet.
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Con toda la energía y la fuerza de una eterna adolescente, Verónica Echegui lo borda interpretando a Susana, una joven que quiere recuperar su adolescencia perdida en un mundo que no comprende. El filme se estrena este 31 de octubre de 2024, aunque ya se pudo ver en el Festival de Málaga, donde obtuvo lleno absoluto en cada una de sus proyecciones. “Es una película muy divertida”, apunta la actriz, “los cambios de los 90 ahora dan mucho juego. Si lo piensas, si no sabes de qué van los [teléfonos] móviles, se nos ve como locos hablando solos por la calle, o siempre pendiente de esos aparatos en vez de mirar a nuestros compañeros de mesa, por ejemplo”.
Pregunta: ¿Cómo es interpretar a un adolescente?
Respuesta: ¡Cansado! Piénsalo, una adolescente está llena de energía y la tienes que mostrar y mantener todo el rato. Así que acababa cada día de rodaje agotada. También ha sido muy hermoso porque he recuperado sensaciones de mi propia adolescencia. Como la mira limpia e inocente acerca de todo. Y a la hora de relacionarte con los demás, también. Mi personaje tiene una alegría de vivir que está muy presente. Sin embargo, y lo vi claro, es algo que mucha gente, como su amiga en la película, van perdiendo con la vida, con el tiempo. Y, la verdad, es una pena perder esa alegría con la que nacemos.
Quizá esta es una película que deberían de ver padres, madres e hijos juntos, para entender los mundos de los que venimos cada quien…
Pues sí. Yo creo que las nuevas generaciones sería maravilloso que la vieran con sus padres, porque no han vivido ese momento analógico, al contrario que nosotros. Ellos no han experimentado lo que es aburrirse y lo importante que es hacerlo, en vez de recurrir al teléfono compulsivamente. Yo me siento muy agradecida de haber vivido esa vida antigua. Esos momentos de llamar a un amigo, que no estuviera en casa y no poder localizarle, por ejemplo. O esas esperas infinitas en que no sabías si te habían dado plantón, había pasado algo o estaban a punto de llegar… Yo creo que el hecho de que las cosas costaran más, tuvieran un proceso más largo de elaboración, que no fuera todo tan instantáneo, añadía más sabor a la vida.
¿Qué es lo que más echas de menos de aquellos años analógicos?
Aparte de todo eso que te he dicho, echo de menos lo de ver la serie que te gusta una vez a la semana, lo de tener que esperar al capítulo del día en que la ponen. Yo recuerdo algunas series como 'Farmacia de guardia' o 'Compañeros', que se emitían tal día, que para mí era sagrado. Recuerdo estar esperándolo con ilusión. También hacer palomitas con mi madre para verlas. Yo creo que me gusta tanto la narrativa y el audiovisual, porque obviamente me viene de eso, de haberlo convertido en momentos mágicos.
¿Qué crees que sería lo que más te chocaría si te despertaras después de haber dormido los últimos 20 años?
Yo creo que como a Susana, el personaje que interpreto, los móviles. La adicción al teléfono en general. Lo de hablar solos por la calle, con los auriculares. Porque recuerdo la sensación que tuve cuando vi a una persona al lado mío que tenía un smartphone, se encendió su pantalla y vi una foto de él con su pareja. Y yo pensé, ¿pero qué me estás contando? ¿Yo por qué tengo que conocer tu intimidad si no tengo interés alguno en ti? Y es como guau, ¡qué nivel de exposición, qué pornográfico es esto! Yo recuerdo esa sensación claramente. Pero también he visto luego cómo lo he normalizado, cómo he llegado a exponer mi propia intimidad en Instagram. Tampoco gran cosa, pero por ejemplo en el cumpleaños de mi amiga decirle felicidades en público… A mí eso antes me daba mucho reparo. Me parecía que la intimidad era algo precioso y propio, que luego se revelaba o desvelaba con quien tú eligieras. No como pasa ahora, que te ves casi obligado a exponer tu intimidad.
¿Por eso estás menos activa en redes ahora?
Sí, yo prefiero utilizarlas solo para trabajo. Me siento más libre así, sin redes sociales, ¿sabes? Cuando lo necesito, abro Instagram, subo el trabajo y chao. Porque además, también está el enganche a mirar. A mí me ha pasado decir, voy a subir una noticia, y luego quedarme dos horas viendo videos y fotos de otras personas. Y, la verdad, me parece una pérdida de tiempo, de energía, que no quiero, no me apetece y no se lo voy a dar. Prefiero utilizarlo para tener tiempo para mí, para estar en silencio, o hacer otras cosas, como leer. O, simplemente, tener tiempo.
La película 'Yo no soy esa' es un canto a las amigas. ¿Qué importancia tiene para ti la amistad?
Toda. Me parece que la amistad es el amor por excelencia, el primero y el principal. O sea, para mí los amigos son la familia elegida. O sea, que son fundamentales en mi vida, son mi base, mis raíces.
Ángela Molina, Lola Herrera o Elena Anaya son mis referentes de belleza, van envejeciendo con alegría y aceptándolo
Ángela Molina es tu madre en la película, mostráis una relación preciosa. ¿Cómo ha sido rodar con ella?
Ángela es una de las personas más bellas y generosas que he conocido. Y tiene un gran sentido del humor. A su lado aprendes no solo de interpretación, sino de la vida.
Ella es el icono de belleza natural. ¿Cuál es tu referente en belleza?
Pues precisamente como Ángela. O como Lola Herrera o Elena Anaya. Son mujeres que veo que van envejeciendo con alegría y aceptándolo. Y me parecen el colmo de la belleza. De hecho, ayer me preguntaba, ¿por qué hablamos tanto del físico, de la belleza, y mucho menos o no tanto del hecho de que todos morimos, de que la muerte te puede sorprender en cualquier momento? Porque actuamos, yo por lo menos, como si la muerte no existiera, como si no te fuera a tocar. Cuando todo tiene un final y hay que prepararse para ello, pero no hablamos de ello. Y sin embargo, estamos todo el día hablando de que si la arruga esto, que si la ceja lo otro…
'Yo no soy' esa forma parte de un proyecto para cambiar el mito de amor romántico, actualizarlo. ¿Qué ingredientes debería de tener el amor para hacernos felices y que sean relaciones sanas?
Pues lo primero, que seas tú mismo. Para mí, si no hay amor propio, no es posible amar bien a otras personas. Cualquiera lo puede comprobar. Primero te toca aprender a amarte a ti misma, y luego, si eso, ya te enamoras de otra persona. Creo que eso sería la forma ideal de tener relaciones sanas.
¿Te va a animar a hacer otra película?
Sí, estoy en ello. Tengo un guion escrito, ya tengo producción, y estamos con la financiación. Estoy deseando rodar.
Escribiste y dirigiste el cortometraje 'Totem Loba', que se llevó varios premios, incluido un Goya. En él reflexionabas sobre la normalización de las violencias hacia las mujeres. ¿Queda mucho para la igualdad?
Desafortunadamente, creo que no existe esa igualdad. Sí que estamos dando pasos, pero en realidad, no ha existido nunca y continúa sin existir. Y no debería ser así, porque no tiene sentido alguno. Sin embargo, sí que existe la alegría del poder de las mujeres, que somos seres alucinantes con mucho por desarrollar, todavía. Yo, al menos, reflexiono mucho sobre ello. Por eso escribí y dirigí 'Totem Loba'. Me hacía muchas preguntas y, sobre todo, suelo ponerme en cuestión a mí misma. Esa es una forma de crecer, pero también es mi manera de ser.
En tu caso, el cine es también una herramienta de aprendizaje y de sanación.
Sí, en aquel corto contaba un hecho real que me ocurrió una noche en la que participé en una especie de caza de mujeres en las fiestas de un pueblo. Algo que se suponía era divertido, a mí me horrorizó. Yo no quería estar allí. La tradición no podía cambiarla, aunque sí podía haberme marchado. Pero no me escuché. Peleé mucho aquella noche, para que nadie me cogiera, pero no validé mis sentimientos, ni los expresé de cara al resto, porque no quería ser la única que lo rechazara. No quería que pensaran que estaba loca. Y eso es lo que más duele al final. Por eso hice la película y decidí que el personaje se fuera, porque yo no lo hice, yo me quedé.
¿Qué es lo que más te ha dolido a ti?
A mí lo que más me ha dolido siempre es permitir que me hagan daño. Creo que ese es el verdadero dolor. Cuando una está en su sitio, ahí no entra nadie. O, bueno, no en la mayoría de casos, porque si luego te agreden con violencia, entonces, ¿qué haces? Pero vaya, creo que es muy importante escucharse y valorarse. Porque si tú te quieres es mucho más difícil que te hagan daño.
Por eso es muy importante una mujer como creadora, yo creo más en estos momentos por tuya y por eso tengo muchas ganas de ver tu película, que la hagas.
¿Pues sabes cómo se llama? Una mujer. Y con eso, te lo digo todo.
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