La conocí en una fiesta posterior a la gala de los Premios Dial en Santa Cruz de Tenerife. Perreaba hasta el suelo, sin importar el qué dirán, en un grupo que lo conformábamos Edurne, Nia, Blas Cantó, Dangelo y varios acompañantes más. Quedé impresionado por su identidad tan característica, en lo personal y también lo profesional. Desde entonces, la seguí de cerca.

Fue en verano de 2024 cuando nos volvimos a reencontrar en un evento, pero esta vez en Las Palmas de Gran Canaria. Tras un show con el que levantó a todos los presentes, por su increíble voz y un constante tono reivindicativo, compartimos mesa y se lo dije con el corazón: “tienes que presentarte al Benidorm Fest”. ¿Su cara? Un poema. Aún hoy juraría que no sabía ni de lo que le estaba hablando, pero ahí está: Mel Ömana, concursante oficial de la edición del 2025 porque quiere representar a España en Eurovisión son su hit ‘I’m a queen’.

La canaria concede ahora una entrevista en exclusiva para Divinity en la que habla de sus raíces, el empoderamiento, la exposición mediática y las experiencias vitales que la han llevado a ser la mujer que es en la actualidad.

¿Por qué artista? ¿Te gustan los retos?

Siempre digo que al llamarme Melodía tenía una conexión divina con el arte y no podía dedicarme a otra cosa. Desde muy pequeña estuve metida en la organización de las fiestas del pueblo y lo he tenido en la sangre. Es anterior a mí, me vino dado.

Siempre tuve clara la tendencia. Es verdad que al crecer casi se me fue un poco la idea de la cabeza, aunque no la personalidad y la sangre, y vivía en el contexto de esa frase tan manida “del arte no se puede vivir”.

¿Te dejaste llevar por la presión social?

De hecho, tengo tres carreras… En cierto modo, es verdad: vivir del arte es complicado. A mi familia siempre le digo que ellos también vivían en ese contexto [“del arte no se puede comer”] y que lo hicieron lo mejor que pudieron. Concretamente en Canarias los artistas tienen que compaginar dos trabajos. Yo soy de las pocas suertudas que se dedica única y exclusivamente a ello.

Hay muchas maneras de dedicarse a la música, no solo encabezando el chart de Los40 Principales. Es súper importante entenderlo. A mis colegas siempre les pregunto “¿quieres ser conocido o hacer música?” porque lo primero es una consecuencia de lo segundo.

En consecuencia, estudié otras cosas carreras que también me apasionan: Geografía, Educación Social y me especialicé en género. Cosas que me sirven mucho dentro de la música.

Una de las cosas buenas que tiene en la actualidad la sociedad en la que vivimos es la democratización de la música a través de las redes sociales. Ya no se necesita enviar maquetas para que alguien las escuche, es más fácil. Cuidado: tener seguidores no es determinante al cien por cien. Yo, por ejemplo, he actuado en los festivales más grandes de Canarias y no era la artista con mayor número de seguidores. Encima, lo hice sin reírle la gracia a nadie ni entrar por aros truculentos siendo artista femenina e independiente.

¿Cuáles son tus influencias?

Como buena melómana te podría decir Amy Winehouse, Selena Quintanilla, Chabela Vargas, Spice Girls, Rodío Dúrcal, los primeros discos de Shakira… Tengo una buena herencia familiar, que es la cultura musical. Es de las cosas que más me gusta de mí.

¿A qué no estarías dispuesta con tal de permanecer en la industria musical?

A dejar de ser quien soy. Es normal evolucionar, independientemente de si se está dentro o fuera de la industria. La vida curte a las personas. Eso sí, que la esencia del ser humano sea la de evolucionar no significa que se pierda la identidad. Eso es lo que no me gustaría que terminase ocurriendo…

Será normal que la gente me note cambiada dentro de un año. De hecho, espero que a todo el mundo le pase.

¿Has aprendido a base ‘de palos’, como quien dice?

En el sector en particular y en la vida en general. Vengo de una familia humilde. No me gusta nada romantizar la pobreza y amo mi barrio: Pedro Hidalgo en Las Palmas de Gran Canaria. No es un barrio obrero como cualquier otro a nivel nacional, sino que cuenta con unas características específicas, aún más en los noventa.

Como te digo, no romantizo la pobreza, pero crecer allí me enseñó cosas como la generosidad, compartir entre nosotros… En mi infancia, además, sufrí bullying, soy neurodivergente y fui lesbiana muy jovencita. Entonces, respondiendo a tu pregunta, diría que sí, he aprendido a base de palos.

Esto que te cuento, además, hizo que curtiera el carácter. A las mujeres se nos castiga cuando ponemos límites o somos más rudas. La irascibilidad en el hombre está mucho más comprada. Fui una tía a la que se le consideraba ‘de carácter difícil’, a lo que mi mamá me decía: “no, tú tienes buen carácter porque lo pones donde va”. Mal carácter es que alguien me diga “hola” y yo lo muerda, pero si me das un palo y yo me posiciono, eso no es tener mal carácter.

¿Qué experiencias vitales afloraron en ti la mujer reivindicativa que eres en la actualidad?

El barrio, no entender mi orientación sexual (¡ni siquiera yo!) ni contar con referentes a mi alrededor. Crecí gritándole al mundo que también era válida independientemente de a quien amase. El tipo de padre que tuve, la idiosincrasia de mi familia, tener a mi madre enferma, que lo hizo lo mejor que pudo… Al final tengo la sensación de que me he hecho sola y a base de referentes que encontré observando a personas de mi alrededor como una profesora, buenos amigos o papás y mamás de esas amistades.

Esto me hizo entender que no estamos solos en el mundo, aunque a veces lo sintamos. Tan solo se trata de encontrar el huequito donde encajar, que a veces tarda en llegar.

¿Se vive o se sobrevive en un sector hetero masculino siendo mujer y bisexual?

Mi orientación sexual nunca me ha condicionado en mi sector a nivel musical. Como mujer, creo que nosotras tenemos más ápices de supervivencia que un hombre heterosexual hegemónico.

¿Dirías que el carácter tan firme y característico con el que cuentas te ha abierto o cerrado puertas en lo profesional?

¿Las dos cosas? Eso quiero pensar. Al igual que la dulzura y la sensualidad que albergo en mí.

Yo soy una chica firme, pero no tirana. La tiranía no me gusta. Como mujer he liderado toda una banda de hombres, por ejemplo. Hombres que empezaron conmigo en la calle y que eran los mejores.

En resumen, diría que mi carácter sí me ha ayudado y me ha salvado porque hay mucha gentuza.

A priori, uno daría por hecho que una artista con tanta identidad como Mel Ömana renegaría de este tipo de concursos, ¿Benidorm Fest como plataforma de exposición o verdadera ilusión por representar a tu país en Eurovisión?

Benidorm Fest no es un “tipo de concurso”, sino que tiene una identidad única. Me parece una herramienta de exposición que no es capaz de hacer ni siquiera una mayor.

Me hace extrema ilusión estar dentro de la edición del 2025 y estar con una propuesta que define mi identidad desde lo underground. Si hubiese querido aprovechar la oportunidad solo como una ventana de exposición, hubiese aportado alguna propuesta más “eurovisiva”, aunque honestamente me cuesta entender qué es ese término. Es muy relativo… Han ganado tantas propuestas de estilos tan distintos, que considero que al final es una cuestión de conexión o no.

Quiero representar a España con esta mixtura de géneros musicales y como mujer isleña a nivel nacional.

¿Por qué Enrique Camacho y qué podemos esperar de tu trabajo con él?

Enrique Camacho fue el director del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife durante muchos años, además de promotor de diversos festivales. Cuando empecé me dijo que, a pesar de no seguir mi música, confiaba mucho en mi talento. Me dio mi primera oportunidad y cuando le vi trabajar fue increíble. Cuando decidí presentarme al Benidorm Fest, también tenía claro que quería hacerlo con él como escenógrafo. No dudó.

Quería tener esa parte de gratitud con él y con la Mel que quedó fascinada cuando le vio trabajar hace ya un lustro. Fue él quien me dio oportunidades en el Carnaval de Tenerife, oportunidades que nunca me ha dado el de Las Palmas de Gran Canaria siendo yo canariona.

¿Qué aporta a tu propuesta Josh Huerta y qué consejos te ha dado de su experiencia en Eurovisión junto a Chanel?

Encima no solo tengo a Josh Huera en el equipo sino a Yoné Rivero, mi otro manager y que también fue Jefe de Producto y manager de Chanel Terrero hasta Eurovisión. Sé quién es él y conozco su trayectoria desde mucho antes y estoy orgullosa de trabajar a su lado. Fue él quien me presentó a Josh y conecté con él desde el primer momento. Tiene el don de la bondad.

El mayor consejo que me ha dado es la concentración y proyectar nuestra mejor energía de cara a la puesta en escena. Es una suerte tener a gente en el equipo que ya ha vivido todo esto antes. Soy muy disciplinada, pero con ellos me siento aún más guiada.

¿Qué sería triunfar para Mel Ömana?

Estar viva ya es un triunfo. Levantarme todos los días y respirar. Tocar en todos los festivales que lo he hecho sin mamarle la pinga a nadie. Alcanzar objetivos con salud mental.

He cumplido sueños que ni sabía que tenía… 

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