'A los pechos me remito': “He escrito el cómic que me hubiera gustado leer cuando me diagnosticaron cáncer de mama”

Este cómic es “un manual de supervivencia millennial para el cáncer de mama”, que se acerca a la enfermedad con humor y desde la cultura pop
“Debería haber más inversión en recursos, investigación, terapeutas, acompañamiento o asesoramiento para el cáncer”
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Un día, Jess se notó un bulto en el pecho. Al principio le dijeron que podría ser inflamación de la regla, pero, viendo que no se pasaba, fue al ginecólogo a que se lo revisasen. “Justo me tenía que ir de vacaciones a Budapest con un amigo cuando fue la punción y me llamaron cuando estaba allá para decirme que me volviera a Barcelona lo antes posible”, nos explica. “Fin de vacaciones”, rememora ahora con humor. Había recibido un diagnóstico de cáncer de mama.
Su experiencia puede ser la de tantas otras mujeres, puesto que, aunque a veces sentimos que sabemos mucho sobre el cáncer de mama, al final no siempre sabemos tanto. “Yo no tenía ni idea de nada. Tenía cero educación ginecológica y cuando me noté el bulto en mi pecho ni le di importancia”, apunta Jess. “Tenía 36 años y nunca me hacía autoexploraciones. Cuando eres joven piensas que eres inmortal y este diagnóstico fue una buena dosis de realidad”, reconoce.
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Ahora, Jess ha convertido lo que vivió con la enfermedad en un cómic, en el que trabaja con el ilustrador David Güell. 'A los pechos me remito' es un “manual de supervivencia millennial para el cáncer de mama”, como promete su subtítulo. ¿Por qué abordar este tema con un formato gráfico? “He leído cómic desde que era pequeña. Soy argentina y crecí con Mafalda, Quino, y ya luego más tarde con Maitena y Liniers, dos de mis mayores referentes”, explica Jess. “El cómic es un arte muy directo y tiene la capacidad narrativa de sumergirte en la experiencia lectora”, suma Güell. “Hemos escogido este medio porque nos resulta muy potente”, apunta.

Además, el formato les permite acercarse a la historia desde el humor, la cultura pop y la importancia de la salud mental. “El humor y la cultura pop siempre me han salvado un poco la vida. Cuando estaba en tratamiento, solo quería consumir comedia en cualquier formato: series, pelis, cómics, música animada”, asegura Jess. “Cada día escribía como terapia y escribía todas las anécdotas surrealistas que me pasaban. Prefiero ver la vida como chistes que como dramas”, defiende.
Así, en 'A los pechos me remito' cuenta como se le cayó el pelo por la quimioterapia justo un mes después de hacerse un carísimo alisado de keratina. Optó por cortar de raíz, raparse el pelo que tanto había costado alisar e irse a una peluquería oncológica a por un nuevo look.
Prefiero ver la vida como chistes que como dramas
Adentrarse en un mundo desconocido
“He escrito el cómic que me hubiera gustado leer cuando me diagnosticaron”, apunta. Tras el diagnóstico, las experiencias que llegan son nuevas, desconocidas e inesperadas. “Todo me sorprendió. Lo recuerdo como una maratón de pruebas médicas a las que iba en total estado de shock y hacía todo lo que me decían los médicos”, explica Jess.
Casi es inevitable sentir miedo (pero “todo salió bien, eternamente agradecida a todo mi equipo médico por salvarme la vida”, apunta) y necesitar ayuda. “Me gustó mucho que mi hospital ofrecía una acompañante emocional para el quirófano. Y ojalá haya más recursos, como psicooncólogas, para cada persona que tenga que pasar por esto”, defiende.
“Debería haber más inversión en recursos, investigación, terapeutas, acompañamiento, asesoramiento...”, suma, recordando que las ramificaciones del diagnóstico tocan muchas áreas de la vida cotidiana. “A muchas pacientes las han echado del trabajo y esto debe cambiar. Necesitamos más apoyo y empatía para facilitar la vuelta laboral”, recuerda. En su caso, su empresa fue flexible y le permitió teletrabajar, algo que agradece ahora.
También es importante cuidar la salud mental. Jess explica que ella ya iba a terapia antes, pero que en este caso fue “clave” en la recuperación. “La salud mental es fundamental. Si no protegemos nuestra cabeza, lo demás no funciona. Es nuestro disco duro”, reivindica.
¿Es difícil contar tu propia vida?
'A los pechos me remito' es una historia autobiográfica, que cuenta lo que Jess vivió antes en primera persona. ¿Es difícil convertir en imágenes y texto las propias experiencias? “Fue muy sencillo porque ya llevaba años con este proyecto en la cabeza y tenía mi diario personal de aquella época que me sirvió para hacer la estructura del guion”, apunta. Ella escribe primero el guión, sobre el que luego Güell creará las ilustraciones. “Yo intento plasmarlos lo mejor posible y si se me ocurre alguna idea nueva la propongo, a ver qué efecto tiene. Es un proceso muy orgánico”, explica el ilustrador.

El propio trabajo no parece entonces complicado, pero ¿lo es hablar de algo tan personal? “Al principio me daba miedo exponerme tanto. Yo soy más el arquetipo de guionista nerd detrás de la cámara, pero al final creo que es importante contar mi historia con datos y anécdotas que puedan ayudar a otras pacientes”, asegura Jess. De hecho, apunta que en el cómic ha acabado hablando también de su salud mental o de las secuelas del cáncer de mama, “una parte importante de la historia”.
Por ahora, 'A los pechos me remito' no se encuentra en librerías. Jess y David Güell están buscando editorial, pero la respuesta en redes sociales y medios están “siendo increíble” y el proceso “está yendo sorprendentemente bien”.
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