"Gracias por dejarme ser la primera mujer negra en ser cabeza de cartel de Coachella", gritaba una Beyoncé al arrancar la actuación. En ese momento, la cantante iba vestida de diosa egipcia, con un body negro de pedrería plateada y con toques dorados combinado con una capa que arrastraba por el suelo. Beyoncé eligió que de todo su vestuario se encargara Olivier Rousteing, director creativo de Balmain.
También pudimos ver a una Beyoncé al más puro estilo 'cheerleader'. La cantante lució una sudadera amarilla, unos shorts y unas botas por debajo de la rodilla con flecos plateados.
Uno de los momentos más emotivos de la noche tuvo lugar durante el reencuentro de Beyoncé con Kelly Rowland y Michelle Williams, componentes del mítico Destiny’s Child. Las tres vestidas de militares (uno de sus estilismos icono) interpretaron canciones como 'Say my name' o 'Lose my breath'. Tampoco faltó la actuación con su marido, el rapero Jay - Z, con quien interpretó su última canción: 'Deja vu'.
El último cambio de Beyoncé fue con una camiseta - vestido personalizado con su nombre y botas 'over the knee' de color negro.
La actuación de Beyoncé no solo animó e hizo que no dejara de bailar a todo el público presente, sino que hasta tuvo reacciones en los espectadores que veían el concierto desde el salón de su casa. Un ejemplo es el de Adele, que bailó y se desmelenó al ritmo "Beychella" para luego compartirlo con sus seguidores de Instagram.