Judy Garland nunca se llevó el Oscar. En 1940 fue reconocida con el Premio Juvenil de la Academia por su icónica Dorothy en 'El Mago de Oz'. Estuvo a punto de conseguirlo por 'A Star is Born' y 'Los juicios de Nuremberg'. Pero jamás pudo tener la estatuilla entre sus manos. De ahí que Renée Zellweger haya querido homenajearla sobre el escenario al recoger el premio a Mejor actriz en su nombre por interpretarla en su biopic. Para honrar a una mujer que se rebeló contra su pasado.
En su discurso, la actriz británica que dio vida a Bridget Jones ha reflexionado sobre "nuestros héroes". "Judy Garland es una de esos héroes que nos unen y nos definen. Esto es para usted", le ha dedicado haciendo hincapié en el "legado" y la "generosidad de espíritu" que marcó su existencia.
'Judy', dirigida por Rupert Goold, nos adentra en los últimos años de su vida. Esos en los que tuvo que luchar contra el mito de haberse convertido en un juguete roto y que terminaron con su muerte a los 47 años a causa de una sobredosis. Pero para entender esta evolución del auge a la caída hay que remontarse a sus orígenes.
A los 12 años firmó su primer contrato. Fue con la Metro Goldwyn-Mayer, que vio en ella un potencial de dulzura que no tardaron en explotar. Le recomendaron que se olvidase de su nombre real (Frances Ethel Gumm) para convertirse en la Judy Garland a la que descubrimos con pequeños papeles en cortos musicales.
Y unos años más tarde llegó 'La melodía de Broadway de 1938', el trabajo que la colocó en el mapa de la industria cinematográfica. Justo después encontró en Mickey Rooney su tándem perfecto, que se materializó al poco tiempo con 'Los hijos de la farándula'.
Su personaje en dicho film hizo que el productor Arthur Freed, su padrino en la industria, se fijase en ella y convenciese al director Victor Fleming de que era la Dorothy que buscaba para su versión para la gran pantalla de 'El Mago de Oz'. Por entonces ya era demasiado mayor (tenía 18 años) para interpretar a esta niña inocente que seguía el camino de baldosas amarillas. Pero eso nunca fue un problema.
En el rodaje se encargaron de ocultar sus pechos para estirar al máximo esta versión de sí misma que terminó por detestar. "Ya estoy cansada. El único error que he cometido en mi vida ha sido cantar 'Over the Rainbow' y que la gente me vea siempre como una niña desdichada. Estoy cansada de que se me asocie siempre con la tragedia", confesó años después.
Adicción a las pastillas, ritmo frenético de trabajo... Judy Garland inició así un proceso hacia la decadencia personal que coincidió en lo profesional con el éxito de 'Cita en Saint Louis', su gran debut como estrella adulta.
Vincente Minnelli, director de la cinta, la definió durante la campaña de promoción como una profesional intachable. Esta experiencia profesional mutó en relación sentimental. Se casaron en 1945 y un año después se convirtieron en padres de Liza, heredera del talento de su madre.
Y, tras su vuelta al cine con el rodaje de 'El pirata', retomó su espiral de excesos. Fue entonces cuando sus ausencias, sus retrasos y sus problemas con el alcohol pasaron a ser vox populi dentro de la industria.
Su reacción a estas críticas no fue nada positiva. Intentó suicidarse, se divorció de Minnelli y se centró en su faceta como cantante hasta que llegó 'Ha nacido una estrella', una historia sobre un cantante en decadencia que provocó que su regreso a Hollywood se convirtiese en una alegoría de su propia vida.
Esta fue su enésima reinvención. Un show en televisión, conciertos masivos en Londres y en Nueva York y la grabación de un disco en vivo por el que ganó cinco Grammys. Hollywood volvió a ver en ella a la Judy Garland del pasado y confió en ella para protagonizar 'El valle de las muñecas'. Sin embargo, sus múltiples idas y venidas personales provocaron que la despidiesen y que fuese sustituida por Sharon Tate.
Es aquí donde arranca su final. El mismo que se ha llevado ahora al cine con Renée Zellweger poniéndose en su piel. Tras darse el 'sí, quiero' en 1968 con su cuarto marido, la actriz gastó su último cartucho con una serie de conciertos en un club de Londres en los que fue abucheada por olvidarse de las canciones y no tener voz.
Un año después, el 22 de junio de 1969, Judy fue encontrada sin vida en el baño debido a una sobredosis de pastillas para dormir. Los médicos descartaron el suicidio y apuntaron a un error en la dosis. Su hija Liza Minnelli comparó su adiós con el de "una flor que da alegría al mundo y luego se marchita".