Russell Crowe ya es un experto en eso de ajustarse a las exigencias del guion. Lo hizo con la comedia 'Dos buenos tipos' hace un par de kilos, para la que tuvo que engordar más de 30 kilos en cuestión de meses. Este papel provocó que el intérprete llegase a alcanzar los 120 kilos durante el rodaje, un peso que fue bajando una vez terminó la grabación, colocándose medio año más tarde por debajo de los 100.
"Me estoy desgarrando en mi camino de vuelta", comentaba con sorna durante la promoción de la cinta, de la que era coprotagonista junto a Ryan Gosling, con el que se buscó un contraste físico para destacar las diferencias, tanto físicas como psíquicas, de ambos personajes. "A mi edad tengo que vigilar todo lo que como. Tengo que ser muy disciplinado. Si olvidas esa disciplina, todo se pierde. Y pasa muy rápido", explicó por entonces.
Pero Russell Crowe no solo ha cambiado de aspecto para engordar. En 'Gladiator', película a la que está haciendo homenaje en Roma, el actor se tuvo que someter a una fuerte dieta que implicaba una media de siete almuerzos diarios y amplias dosis de proteína para conseguir el torso musculado que luego pudimos ver en la gran pantalla.
Aún más loco fue el régimen que siguió para la 'Red de mentiras' de Ridley Scott. Según sus propias palabras, desayunaba cupcakes y hamburguesas con queso todos los días. Y así hasta subir 30 kilos, como sucedió en 'Dos buenos tipos'. El caso contrario lo experimentó con 'The insider', película previa a 'Gladiator' para la que tuvo que adelgazar casi 30 kilos.
El espectáculo en el que se ha producido su último encuentro con la prensa es un macroevento en el Coliseo romano el que, con Crowe como padrino, se reproducirá la película en presencia de la compañía sinfónica Orchestra Italiana del Cinema y CineConcerts, el compositor Hans Zimmer (responsable de la banda sonora original de 'Gladiator') y Lisa Gerrard, que puso voz a varias de las canciones.