Dices que aún no sabes qué estás haciendo aquí. ¿Qué necesitas para creértelo?
Ya hace siete años desde que publiqué mi primera novela y desde entonces esto ha sido un no parar. De vez en cuando pienso que aún no sé muy bien lo que estoy haciendo y me termino dejando llevar. Hay ocasiones en las que, cuando me despierto, tengo que pararme unos minutos para recordar que esta es mi vida y que estoy haciendo lo que me gusta.
¿Cómo gestionas este ritmo de escribir uno (y en muchos casos dos) libros al año?
Cuando escribo una historia, me centro exclusivamente en eso. Veo difícil compaginarlo con otras cosas, no porque no me maneje bien con el multitask, sino porque estoy tan absorbida por la historia que encuentro duro concentrarme en otras cosas. Supongo que es algo que me invade igual que les sucede a mis lectores.
¿Cuál es ese elemento que diferencia a ‘La princesa rebelde’ del resto de tus libros?
‘La princesa rebelde’ es una novela muy distinta a las anteriores, principalmente porque la heroína es el personaje principal de la historia por encima del macho alfa. Me explico: Josh Jameson, el protagonista de la novela, es un personaje muy importante, pero Adeline y su universo son el centro de todo. Es la mujer más fuerte de todas mis historias (y mi favorita). Los retos a los que se enfrenta, tanto personales como por una cuestión de deber, hacen que su historia sea muy especial. Es muy fuerte, y eso es una de las cosas que más le gustan a Josh Jameson de ella.
¿Qué tiene la novela erótica para que haya conseguido que mucha gente que no solía leer se haya vuelto a asomar a la lectura?
Todo el mundo fantasea. Leer novela erótica hace que las mujeres puedan viajar y vivir la historia a través de sus personajes. Escribo para crear una imagen en la imaginación de mis lectores y me encanta que sientan todas esas emociones por las que pasan los personajes. Es la perfecta forma de escape para el día a día.
¿Qué tres cosas ponen a las mujeres?
Muchas cosas, desde luego. Cualquier cosa que les haga sentirse bien consigo mismas. A mí, personalmente, un hombre seguro de sí mismo me chifla. Pero ojo, sin ser engreído. Hay una fina línea entre una cosa y la otra.
¿Cómo definirías el amor romántico?
Cuando una persona es el principio y el fin de tu universo. Cuando el brazo de una persona sobre tu hombro hacen que todo esté bien. También cuando te aman por cómo eres y respetan tus ilusiones.
¿Crees que el deseo sexual es el mismo para hombres que para mujeres?
¿En mis libros? Sí, al cien por cien. La química y el deseo entre los dos protagonistas es siempre la misma. Tiene que serlo para conseguir que las escenas de sexo sean más explosivas con ambos yendo por el mismo camino.
¿Eres feminista?
Soy independiente, fuerte y creo en los derechos de las mujeres. Pero no defiendo el hecho de que la sublevación de la mujer implique la caída del hombre. Quiero y necesito a mi chico en mi vida. Es fuerte, pero eso no significa que me haga sentir débil. Es un apoyo, y cuando estoy exhausta de tanto viaje y tanto trabajo duro, él está siempre ahí para darme un abrazo y tomar las riendas de nuestra vida personal para que yo pueda tomarme un respiro y ser ‘Little Miss Independent’. Cuesta mucho trabajo ser una mujer fuerte.
Y como escritora de este tipo de novelas, ¿también eres feminista en el sexo?
Mis escenas de sexo difieren en función del tono y la escena en sí. Sí, mis personajes masculinos son fuertes y, en ocasiones, dominantes, pero todas mis heroínas también son fuertes en su trabajo, en su vida y en sus otras relaciones sentimentales. Saber que puedes poner a un hombre a tus pies es muy empoderador. Me gusta mezclar esto en mis escenas. A veces, es el hombre quien tiene el control. Otras, la mujer. Sea como sea, la pasión supera todos los límites.
Tienes dos hijos. ¿Cómo se enfrentan (o se enfrentarán) a que su madre sea una de las escritoras más importantes de novela erótica?
Mis hijos son lo suficientemente mayores para entender que escribo historias de amor empoderadas. Sí, contienen escenas de sexo, pero la intimidad entre dos personas es uno de los métodos más poderosos para expresar emociones. Es cierto que en el pasado no han sido tomadas en serio, pero en este viaje he aprendido que no puedes controlar el pensamiento o el comportamiento de los demás. La estrechez de miras es algo a lo que evito dar importancia y que he enseñado a mis hijos a ignorar.