Aretha Franklin, que nació el 25 de marzo de 1942 en Menphis (Tennessee), era hija de un predicador estadounidense, Clarence LeVaughn Franklin, y de una cantante de gospel, Barbara Franklin. Fue su madre la que le abrió el camino en esto de la música, animándola a compartir su talento en el coro de la iglesia que llevaba su padre en Detroit. A partir de entonces, llegó 'The Gospel Soul of Aretha Franklin', un álbum que sacó cuando acababa de cumplir los 14 años. Lo demás ya es historia.
Convertir el góspel en un producto mainstream fue su gran éxito. Y gracias a esta mezcla (por entonces insólita) nacieron hits como 'Respect', una canción reconvertida en himno que, con un estribillo deletreado y una letra empoderada, dijo 'basta' al rol que a finales de los 60 ocupaba la mujer en la sociedad.
La última persona con la que compartió escenario fue Elton John. En noviembre de 2017, en Nueva York, la artista dio la que sería su última actuación en directo en una gala destinada a recaudar fondos contra el SIDA. Otra de sus últimas intervenciones, de esas que nos pusieron los pelos de punta, fue en 2015, sobre el Kennedy Center Honors, en un homenaje a la compositora Carole King en el que, según apareció Aretha en escena, se produjo la magia.
Con un abrigo de piel, la diva del soul se sentó en el piano, comenzó a tocar los primeros acordes de su 'Natural Woman' enfundada en un abrigo de piel y puso a todo el mundo de pie. Aquellas lágrimas de Obama llorando de la emoción nos representaron a todos.