Pastora Soler es "la que está en el escenario", pero fuera de él la cantante se considera "una persona muy normal" que tiene una vida marcada por la maternidad - es madre de dos niñas - y por la conciliación con su trabajo. "Más que artista, soy mujer y madre", nos ha confesado en una entrevista exclusiva. Para la artista "no es fácil" encontrar el equilibrio estre sus dos roles, pero siempre está en la búsqueda de la balanza. Como buena libra - nombre que le ha puesto a su último disco -, Pilar Sánchez (que es su nombre real) trabaja a diario para estar "lo más estable posible". Y, aunque con mucho trabajo, casi siempre lo consigue.

La cantante ha vuelto a la carga con un nuevo proyecto profesional al que ha titulado como su signo zodiacal porque, "con el paso del tiempo", cada vez se identifica más con su horóscopo. "Quizá el rasgo más caracterísitico es el equilibrio que a mí siempre me ha importado mucho, tanto en mi vida profesional como en la personal. Hay 12 canciones que además son como los signos del zodiaco, han salido así, al azar. Hay un equilibrio muy grande de todo lo que yo soy musicalmente", nos ha explicado.

Este disco llega tres años después de su último trabajo. En este tiempo, Pastora ha tenido que hacer frente a unos años que han sido "muy difíciles" para ella, no solo por la pandemia que marcó al mundo entero y por el nacimiento de su segunda hija, también porque tuvo que hacer frente a la muerte de su padre. Esa pérdida marcó mucho su vida porque era "la primera vez que perdía a alguien tan importante", por eso estos tres años, que han estado llenos de "cosas muy gordas", le han servido como aprendizaje y lección de vida.

Estrella, su hija mayor, que tiene siete años, "tiene oído y sentido el ritmo" (cuenta también con un padre coreógrafo). La pequeña, que se llama Vega, tiene dos años y todavía no sabe "si apuntará maneras". Aunque todavía no sabe si querrán seguir sus pasos en un futuro, Pastora tiene claro que "las apoyaría" pero si le dan a elegir prefiere que sus hijas se dediquen a otra cosa.

Como en todas las profesiones, la industria musical requiere "mucho sacrificio" y es "muy vocacional". "Si quieres dedicarte a esto por otra cosa no se podría soportar. Para mí tiene más cosas buenas que malas, si no no estaría aquí, pero también es muy sacrificado y te hace perder muchas cosas. Lo más importante para mí es estar lejos de casa y no estar en contacto con la vida real", dice sobre su día a día como artista.

"De ese parón profesional salí muy fortalecida", asegura ahora, ocho años después de su retirada. Pastora Soler vivió en aquel momento un problema de miedo escénico que le hizo sufrir varios ataques de pánico sobre el escenario. Ahora, echando la vista atrás, la cantante asegura que aquello no vino "de la noche a la mañana", igual que la recuperación tampoco fue rápida. "Para mí el volver y recibir terapia fue muy natural y muy poco a poco, tratando la cosa con mucho mimo, que yo creo que ahora que se habla tanto de la salud mental es algo que es el primer paso, no tener prisa. No es algo que se arregle de la noche a la mañana. No llega tampoco de la noche a la mañana, es un proceso gradual y para solucionarlo también tiene que ser así", explica.

Llegó a su "límite" y ha tenido un aprendizaje lento de aquello, pero no quiere olvidarlo. "Me enseñó muchísimo. Para no caer en eso hago mucho ejercicio de recordar qué hacía mal para no caer en lo mismo", reflexiona. Aunque en la actualidad se habla mucho de salud mental, hace ocho años era "algo muy novedoso" y no se hablaba de ello abiertamente. "En ese momento de angustia, lo comuniqué poque soy muy impulsiva. Lo hacía por el público que me sigue, no sabía que iba a generar tanto impacto. Estoy contenta por poner un granito de arena en que se hable con naturalidad de salud mental. Hay que darle la importancia que tiene y naturalizar que todos tengamos un psicólogo que nos ayude y nos de manuel de instrucciones", nos ha contado Pastora Soler.