Dani Martín ha vivido “un año de aprendizaje”. Así lo ha definido él mismo a través de sus redes sociales, donde ha compartido con su cerca del millón de seguidores una valiente reflexión sobre lo que ha aprendido en esta etapa tan atípica de su vida marcada por la pandemia. El cantante ha querido sacar el lado positivo de todo lo que ha sucedido y reencontrarse con él mismo, algo que no hacía desde hace veinte años.

El artista ha explicado lo que le ocurre con una metáfora relacionada con un coche: “Se me rompió el motor, se me pincharon las ruedas, se me oxidó todo por querer ir en marcha todo el rato y no sabía disfrutar de estar parado”. Estos son algunos de los motivos por los que Dani Martín agradece a la vida “la obligación” que le ha impuesto de estar parado y aprender a contemplar todo desde otra perspectiva. “Me rompiste el coche, me lo paraste en un desierto sin agua, sin sombra, sin nadie. Solo conmigo, con el que hacía 20 años que no estaba, ¿Cómo iba a querer si no me quería a mí?”, añade.

El cantante solo quería “rodar y rodar” y los aplausos de un éxito del que también ha hablado. La vida, debido a la pandemia que provocó el coronavirus, le hizo frenar de golpe y le obligó a estar cuatro meses con él mismo. Y es que estos meses han sido de gran intensidad para él. Además de la pandemia, Dani Martín componía una canción dedicada a su hermana Miriam, que falleció a los 34 años a causa de un infarto cerebral.

En esta etapa de su vida, donde se ha visto obligado a recuperar algunas cosas que había perdido, el artista se ha dado cuenta de que no se encontraba a él mismo. “Tengo miedo, mucho miedo, tengo sed, quiero caminar, correr, enamorarme, querer de verdad, atreverme, olvidarme de gustar a todos, acariciarme a mí, al imperfecto, al real”, ha confesado. Dani Martín considera que “el éxito es una droga” y que ha sido muy “peligroso” vivir solo de él y no tener “otra vida donde también resida tu autoestima”.

Pero todo eso le ha hecho reflexionar, abrir una nueva etapa en su vida y querer disfrutar. “Quiero ser feliz abajo también, no solo en la nube”, ha escrito a través de sus redes sociales. Siguiendo con la metáfora con la que ha comenzado esta valiente carta, el cantante está “arreglando el coche”, lo que él es. “Mi coche olerá a mí. Estarán todos mis trastos y mis verdades por el suelo. A veces se estropeará y volveré a parar para arreglarlo con amor, sin juicio por haberlo roto, sin exigencia. Tengo las manos llenas de grasa y me encanta”, ha terminado diciendo en una impresionante confesión firmada por Daniel, la persona “imperfecta y real”.