Para cualquiera que entienda un poco de moda, Cristóbal Balenciaga es y será el maestro de los maestros. También para el periodista y experto en protocolo Nacho Montes, que asumió como un reto personal escribir 'El hijo de la costurera', la primera novela ficcionada sobre la vida del diseñador. Cuando se embarcó en esta aventura, nuestro bloguero divino tuvo muy claro que lo que iba a escribir no era una biografía. Más allá de sus méritos profesionales, lo que más le interesaba contar era la vida interior del mayor referente internacional en la historia de la moda.
Con este libro, Nacho Montes ha echado mano de sus propias experiencias para fabular cómo fueron las de Balenciaga. De ahí que, teniendo siempre presente lo que dicta la historia, haya ficcionado gran parte de la vida de este modista con una historia de amor como eje principal. Hablamos con él sobre cómo ha sido el proceso de escribir esta novela, qué hay de él en su protagonista o cuál sería la opinión del diseñador al ver en qué punto está la moda hoy en día.
Primera novela ficcionada que se publica sobre Cristóbal Balenciaga, el gran creador. Si tuvieras que decirle en dos frases a un millennial o un centennial al que su nombre no le diga nada, quién fue él, ¿qué le dirías?
Que fue un Lady Gaga exquisito de la moda del siglo XX.
En qué te has basado para que se te ocurriera una ficción sobre la vida de este hijo de la costurera que fue Balenciaga. ¿Cuánto sabes de él? ¿Cuánto le has investigado y admirado?
Me he basado en mis relaciones sentimentales para darle forma a la ficción de las suyas, porque su historia de amor principal en esta novela es eso, pura ficción. Pero otra gran parte de este libro está basado en su historia real y en su obra inmensa. Fue largo pero gozoso el proceso de leer mucho e investigar para descubrir el alma del personaje, porque tenía que respirar sentimientos más allá de contar su trayectoria profesional. Sin admiración profunda por Balenciaga no me habría salido esta novela.
Marquesas, Coco Chanel, sastrerías, Picasso, fiestas aristócratas o la reina María Cristina. ¿Cómo te imaginas esos ‘vaudevilles’ de alta sociedad que vivió el protagonista? Dentro del mundo de la moda, o fuera ¿hay saraos tan ‘high level’ en nuestros días?
Me los imagino tal cual los he contado. Exquisitamente frívolos y fascinantes. Hace ya muchos años que no existen esos saraos de divino nivel, intelectual, artístico y social. Nos hemos vulgarizado hasta el extremo con tanta modernización de todo, esa es la realidad.
Tiza, botones… La madre de Cristóbal le enseñó a moverse en ese mundo, y tú le dedicas el libro a tu madre, que dices que te enseñó todo lo que sabes de la moda. ¿Cómo se enseña moda? ¿Qué te enseñó?
Hay cosas en la vida que no se enseñan con apuntes ni fórmulas. Yo aprendí a amar la moda viendo a mi madre vestirse delante de su tocador en su habitación cada vez que iba a una fiesta. Era una mujer exquisita y elegante de manera natural y sumamente coqueta. Observarla a diario fue el mejor aprendizaje.
Hablando de moda, nos gustaría que apostaras por un acierto y un error de las propuestas actuales de Balenciaga. Y además, ¿qué crees que opinaría de ello el propio diseñador de las colecciones de ahora?
Un acierto es no haber perdido el espíritu empresarial de un imperio que formó él con muchísimo esfuerzo. Un error de las propuestas actuales, lo tengo claro, es la conversión al ‘oversize’ de unos patrones que eran súper femeninos. Hoy se presentan tan desmadrados que poco tienen que ver con la eterna feminidad que amaba Balenciaga. Si levantase la cabeza se moría de nuevo.
En el libro, lo que trasciende es que lo importante es la historia de alguien, la vida personal, cómo uno vive su vida, cómo es tu biografía más allá de lo profesional. En tu caso, ¿son muy distintos el Nacho Montes persona y el Nacho Montes personaje? ¿Cuál te cae mejor?
Son distintos, pero sienten de igual manera. Soy muy moñas en todos los campos, o sea, material sensible. Soy metódico y sumamente ordenado en todo. Y en el día a día, fuera de la tele y de los focos, soy un tipo muy terrenal. De todos modos, me cae divinamente el Nacho hogareño, el que puede recibirte en pantalones de goma y camiseta de algodón para una cena informal delante de una chimenea y charlar del mundo hasta la madrugada. Ese es el que no conoce la mayoría de la gente.
Un eje importante de la novela es el gran tema de los veranos de la infancia, que tanto marcan, y los primeros e intensos amores. Chicos que hacen ballet, cosen y les gusta otro chico. A principios del siglo XX, ¿cuánto hemos avanzado en normalizar todas estas cosas normales justo un siglo después?
No imagino mi infancia sin esos veranos inocentes y efervescentes de los primeros amores, los primeros cigarros, los primeros cubatas, los primeros besos… Los ‘primeros todo’ son maravillosos. Hay un mundo, un abismo, por mucho que nos sigan quedando caminos por recorrer un siglo después de aquel Cristóbal. Si Balenciaga hubiese nacido en 1980 en vez de a principios de siglo habría flipado. Y habría sido mucho más feliz, lo tengo claro.
¿Sabes coser? A veces las actividades más artesanas y antiguas se vuelven importantes en esta era tecnológica. ¿Crees que entre los jóvenes puede haberse puesto de moda la costura igual que lo estuvo saber tejer jerseys y bufandas de lana?
Sé coser un botón, o hacer un remiendo simple, supongo que porque llevo muchos años estudiando y trabajando en el mundo de la moda y porque en mi casa nunca fue un problema que un chico o una chica hiciesen las mismas cosas sin etiquetar las acciones de una u otra manera. Pero vamos, que más allá del gusto reciente de muchos jóvenes por estudiar la moda como antaño, el no saber coser un botón hoy en día no es una falta de habilidad o sensibilidad, es pura apatía. Y de esos tipos siguen quedando cantidad.