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Ya no quedan celebridades como Schiaparelli. Mujeres complejas, profundamente contradictorias, que fueron pioneras en romper techos. Pero quizá eso diga algo bueno de nosotros como sociedad. Porque, como bien ha expresado Nacho Montes en esta biografía novelada sobre la gran revolucionaria de la moda del siglo XX, las libertades que nos hemos ido ganando han aliviado, al menos, algunos de esos obstáculos a los que ellas debían enfrentarse hace poco más de cincuenta años para ser ellas mismas.
Conocíamos la marca. Conocíamos su legado. Pero no conocíamos a Elsa. Y eso, el personaje que había detrás del icono, es lo que ha tratado de desentrañar el autor con la que ya es su cuarta obra. Sus aciertos y sus errores (esto es Divinity y Nacho es nuestro experto en protocolo de cabecera, el guiño es evidente) van sobrevolando esta historia de extravagancias, glamour y efervescencia que fue la vida de Schiaparelli.
Una vanguardista a veces incomprendida, por muchos admirada, a la que hoy, con lo que vestimos, con lo que entendemos por moda, tenemos mucho que agradecer. Y Montes, a través de su libro y de esta entrevista, era la persona idónea para descubrírnoslo.
¿Por qué Schiaparelli? ¿Qué te ha marcado de este icono de la moda como para querer reivindicarla a través de esta novela?
Porque es el símbolo de la libertad y la más divina extravagancia de esa primera mitad del siglo XX en Europa. Recuperarla de su olvido histórico para rescatar su fascinante vida ha sido gozoso.
Ella es uno de los grandes nombres de la moda, pero quizás sea poco conocida entre el gran público. ¿Cómo le explicarías a alguien que no es experto en la materia quién fue Schiaparelli?
Schiaparelli fue la Lady Gaga de hace un siglo. Triunfó en la moda sin saber coser. Ella y su concepción espacial de los tejidos revolucionaron la industria.
A pesar de lo mucho que supuso para esa industria, su vida personal es muy desconocida. Tú mismo has dicho que no sabías muchas cosas sobre ella antes de adentrarte en esta aventura. ¿Qué es lo que más te impactó descubrir de su parte humana?
Su absoluta libertad ante un mundo de opresiones, su infinita capacidad de improvisación y creatividad y su inquietud por el arte. Todo esto hace por narices riquísimo su bagaje humano.
Habrá sido apasionante adentrarte en este universo de glamour en el que vivía Schiaparelli. ¿Qué es lo que más has disfrutado a la hora de documentarte, de escribir esta historia en la que la ficción se entremezcla con la realidad?
Con mi novela de Balenciaga ya había empezado a explorar a fondo esa Europa fascinante de entreguerras. Volver a instalarme en los 20, los 30 y los 40 en ese corazón de Europa que era París ha sido maravilloso. Leer y estudiar sobre todo eso me ha enriquecido mucho estos últimos años.
El libro narra su enemistad con Coco Chanel. ¿Fue ella la que eclipsó parte de su legado como gran icono del siglo XX?
Fue Schiaparelli la que ensombreció a todos los clásicos de la costura francesa de su época, la que llenaba las portadas de las revistas más prestigiosas del mundo. Ella fue una visionaria absoluta.
Conoces muy bien cómo funciona la moda por dentro, y leyendas siempre ha habido. ¿Siguen existiendo enemistades como la suya en la industria? ¿Las envidias se mantienen, o es cosa del pasado?
Me encantaría decir que no, pero mentiría. En la moda, como en tantas industrias llenas de poder, siempre habrá enemistades, envidias, celos y rencores. Así es la condición humana cuando llega el triunfo.
Tenemos mucho de Schiaparelli hoy en día de lo que no somos conscientes. ¿En qué ha influido su legado a nuestra realidad actual? Tanto a la hora de vestir, en tendencias que siguen calando, como en nuestra manera de entender la moda.
El mayor legado es su creatividad casi teatral. Ella fue la primera en convertir los desfiles en esto que hoy vemos en cualquier semana de la moda del mundo, en una mini representación de pocos minutos. Sus otros legados son la fantasía al límite, hasta la locura; la explotación del color, su ‘shocking pink’ es ya leyenda; y ser su propia empresa y su propio producto. Todo podía convertirse en negocio, desde una barra de labios, a una polvera o una simple caja para guardar los tocados. Si Schiaparelli hubiese vivido en estos tiempos sería la diseñadora de todo lo imaginable de nuestra vida cotidiana.
¿Cuál fue su gran acierto?
Haber luchado por encima de todo y contra el mundo en alcanzar sus sueños.
Y también tengo que preguntártelo, que somos Divinity. ¿Y su gran error?
Abandonar París en la cumbre de su éxito por la incertidumbre de esa Europa de nuevo en guerra. Cuando volvió ya nada era igual y empezó su declive.
En la novela nos presentas a una mujer profundamente extravagante, con contradicciones, con grandes obstáculos, éxitos, fracasos. ¿Ya no quedan celebridades con historias vitales tan intensas?
Las habrá, pero de otras maneras menos complejas. Afortunadamente el mundo es algo más libre hoy que cuando nació Elsa Schiaparelli. Vivir contra su propio tiempo la hizo, como a tantas otras celebridades, irrepetible.
Primero fue Balenciaga, ahora Schiaparelli. ¿Quién será el siguiente? ¿Que otro maestro de la moda merece una novela como esta?
El siguiente ya está en marcha. Y será la bomba porque su vida y su moda fueron fascinantes. Pero es un secreto. Tendréis que esperar un año para descubrirlo.