Sara Carbonero se ha asomado de nuevo a sus redes sociales para volcar sus sentimientos más personales que, en este 2 de junio, tienen un claro destinatario: Lucas, su segundo hijo con Iker Casillas. El pequeño de la casa cumple seis años y, como no podía ser menos, la periodista le ha dedicado una felicitación muy personal, centrándose este año en las cosas que aportan y viven los segundos vástagos.
“Feliz, cumpleaños, manojito de alegría, estrella del rock, rebelde con causa. Como ya sabes leer, dejo por aquí una cosa que te escribí hace un tiempo mientras dormías la siesta a orillas del Duero”, compartía una serie de fotografías en la que podíamos ver el rostro del cumpleañero al descubierto, un gesto inusual si se tiene en cuenta que siempre suele preservar su intimidad de sus hijos situando emoticonos sobre sus rostros o fotografiándoles desde una perspectiva que no nos permita identificarlos.
“Los segundos son de otra pasta, los segundos tienen el cielo ganado, los segundos son más independientes, espabilados y autosuficientes. Son unos supervivientes...Estamos hartos de escuchar y repetir estas frases. En esto de la maternidad, como en todo, no se debe generalizar, pero es verdad que los segundos desde que nacen tienen que ingeniárselas para hacerse su sitio y lograr sin ellos apenas sospecharlo que sus hermanos mayores no les vean como el enemigo”, reflexionaba sobre su posición en la familia.
Para Sara, Lucas y todos aquellos que han nacido en el mismo puesto crecen sin ser “los protagonistas de muchas primeras veces de sus papás ni de los temas de conversación en la mesa, se acostumbran a que en el álbum de fotos haya una suya por cada diez del primogénito, aprenden a compartir desde el minuto 1, heredan con alegría ropa y juguetes y se debaten entre imitar y repetir todo lo que hacen los héroes de sus hermanos y forjarse su propia personalidad”.
Todo esto hace que sean, según la presentadora, seres “pacientes, conformistas y conciliadores, pero también fuentes inagotables de energía, unos auténticos terremotos que crecen aprendiendo lo bueno y lo menos bueno de los pequeños maestros que tienen en casa”.
Y todos aquellos padres que creen que lo saben todo de ellos porque se estrenaron en la paternidad con anterioridad “estamos muy equivocados”, según la propia manchega, porque “lo que nos funciona con un niño no tiene por qué hacerlo con otro”, los retos y los miedos “seguirán siendo lo mismos porque por mucho que no tratemos de repetir los errores cometidos, caeremos en otros diferentes”, y la sensación “de seguridad” que se siente cuando les coges por primera vez es inigualable. “Si no existieran, habría que inventarlos”, concluye.