La proyección mediática que ha ganado en estos años Samantha Vallejo-Nágera ha permitido que conozcamos algo más a su círculo más íntimo. En el que se encuentra un verdadero clásico de la prensa rosa como su hermano Colate, pero también su marido, el enólogo Peru Aznar, o sus cuatro hijos. También su madre, Sabine Dèrouléde, a quien hemos conocido mejor en entrevistas, en sus redes sociales y en alguna aparición televisiva puntual. La matriarca del clan es una socialité francesa que llegó a España durante la dictadura y que, gracias a su carrera profesional, estuvo muy en contacto con la plana mayor del Hollywood de los años sesenta. Esto es todo lo que sabemos sobre la madre de Samantha.
Tras crecer en Casablanca (Marruecos), Sabine se casó muy joven con Ignacio Vallejo-Nágera, hermano del psiquiatra Antonio Vallejo-Nágera. Pero no renunció a su vida profesional: estuvo al frente de una de las boutiques de Mitzou (la conocida empresaria de la moda Michelle Stephan, amiga suya), y posteriormente montó una agencia de modelos en el barrio de Chamberí. Su carrera le permitió codearse con lo más granado del papel couché, incluida la jet-set americana. Nombres como los de Natalie Wood, Gregory Peck, Henry Fonda, Robert Redford o Jackie Kennedy fueron clientes de la tienda, que le permitió construir estrechas amistades con, por ejemplo, Geraldine Chaplin.
Durante esta época dio a luz a tres hijos: Antonio, Samantha y Colate. Posteriormente se separó de su marido, algo poco habitual en la época. Conocería después, por motivos laborales, al decorador Paco Muñoz, uno de los nombres fundacionales del diseño de interiores en nuestro país. Y llegó el flechazo.
Con él se casaría en segundas nupcias e iniciaría una nueva y muy distinta etapa vital. “A Paco le debo todo. Fue mi referente, personal, estético, mi héroe en la vida real, la persona más culta que he conocido, la más generosa y más buena”, confesaba Sabine en un reportaje para Vanity Fair. De este matrimonio nacería su cuarta hija, Mafalda Muñoz, que sigue los pasos de su padre en el mundo del interiorismo. Él, muy volcado en la puesta en valor del patrimonio y la vida cultural de Pedraza, de donde llegó a ser hijo adoptivo, fue el origen del vínculo del clan Vallejo-Nágera con este pueblo segoviano.
Allí se trasladó Dèrouléde en 1975 para montar junto a su segundo marido ‘De Natura’ y dedicar su vida al diseño y la decoración. Inquieta y curiosa, de espíritu “incansable”, en sus propias palabras, quiere mantener vigente el legado de Muñoz, tras su fallecimiento en 2009. El negocio familiar cerró en 2011, pero se reconvirtió posteriormente en lugar de eventos, en el que se organizan bodas y otras celebraciones. Paralelamente, cuentan también con ‘Casa Taberna’, que aúna hotel y restaurante, en el que Mafalda ha aportado el interiorismo y Samantha, la gastronomía.
Es donde se desplazan habitualmente sus hijos y sus nietos cada fin de semana para pasar tiempo con ella y disfrutar del campo y de la naturaleza. Durante años se quedaban todos en la casa familiar, pero hace unos años Samantha se “independizó”, comprando una increíble casa, contigua a la de su madre, de estilo rústico y con unas destacadas vistas sobre la comarca. Sabine vive feliz siendo la mano derecha de su hija mayor en sus proyectos profesionales, aunque le gusta viajar a Madrid de vez en cuando para disfrutar de planes culturales y partidas de bridge.