Tenía solo 13 años cuando un anuncio publicitario marcó el inicio de una carrera que cambiaría su vida. Judit Mascó se convirtió rápidamente en un rostro reconocido, pero el verdadero punto de inflexión llegó en 1990, con una portada que protagonizó para la edición americana de ‘Sports Illustrated’. Aquel impacto la catapultó al estatus de supermodelo internacional y la situó entre las maniquíes mejor pagadas del momento.

Su vida personal también avanzaba a paso firme: a los 23 años se casó con el abogado Eduardo Vicente, a quien conoció siendo aún una adolescente. Con él ha formado una familia lejos del foco mediático, criando a sus cuatro hijas: María, Paula, Romita y Clara. A pesar de su popularidad, Judit y su marido se esforzaron por mantener a sus hijas fuera de los titulares y garantizarles una infancia normal. Ahora, en una entrevista para ‘Lecturas’, la modelo ha compartido cómo fue para ellas crecer bajo la sombra de una madre famosa. Sus palabras reflejan una mirada honesta sobre el impacto emocional de la notoriedad en su entorno más íntimo.

Judit Mascó ha hablado sin filtros sobre cómo vivieron sus hijas su fama. “Pasaron por muchas etapas: de ser muy pequeñitas y no darse cuenta, a descubrirlo de repente porque todo el mundo me paraba por la calle”, ha contado. La exposición mediática la llevó a tener que explicarles desde muy temprano por qué su madre salía en revistas y televisión.

Reconoce que la adolescencia fue un periodo especialmente complicado. “Mis hijas lo pasaron mal en la adolescencia. Escuchaban cosas de mí que podían ser malinterpretadas”, explica, y por eso sintió la necesidad de dejar claro que “el trabajo de mamá solo ella se lo había currado”. También les pidió respeto por su trayectoria: “Les pedí respeto hacia mi profesión y hacia mi persona, y ellas lo entendieron”.

Judit cuenta que, aunque ahora sus hijas son adultas jóvenes, la comprensión llegó con el tiempo. “Ahora están orgullosas de que yo haya conseguido por mí misma esta trayectoria”, afirma. Su hija mayor, María, incluso intentó seguir sus pasos en el modelaje, pero no encontró satisfacción en ello. “Hizo cuatro o cinco trabajos muy bonitos, pero no se sentía feliz haciéndolo. Ella supo que eso le venía dado por ser ‘la hija de’, y eso no satisface a nadie. A mí tampoco”, reflexiona. Cada una ha tomado su propio camino: María es artista plástica, la segunda hija es actriz, aunque estudió humanidades, la tercera estudia diseño y la pequeña, con 18 años, se ha decantado por las ciencias.

Tras una exitosa carrera en la moda, Judit Mascó decidió alejarse de las pasarelas, pero nunca de su pasión. Actualmente, compagina apariciones puntuales en campañas publicitarias con colaboraciones en televisión. Además, dedica buena parte de su tiempo al compromiso social como presidenta de la Fundación Ared.

En lo personal, la exmodelo mantiene una relación sólida con Eduardo Vicente, con quien celebró su 20º aniversario con una ceremonia simbólica en la que volvió a lucir el mismo velo de su boda original. Tras varios rumores durante años de las crisis que había dentro del matrimonio, la pareja ya acumula casi 32 años de casados. La supermodelo vive volcada en su familia y rodeada de arte, creatividad y naturaleza. Le gusta cocinar, practica yoga y ha hecho de su casa en Barcelona un refugio para la vida tranquila que siempre ha querido ofrecer a sus hijas. 

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