Vive en las afueras de Madrid, en una casa humilde junto a su mujer, Blanca Clemente, y sus dos hijos mellizos, León y Julieta. Álvaro Morte, en la vida real, dista mucho de la personalidad del profesor, el personaje que interpreta en ‘La Casa de Papel’, la serie que le ha convertido en uno de los actores de moda. A pesar de ese éxito a nivel mundial, él considera que sigue siendo el mismo. Tras ese papel se esconde un padre de familia que no quiere que su vida cambie.
Estudió telecomunicaciones pero, antes de terminar la carrera, decidió dar un giro radical a lo que comenzaba a ser su futuro. Llamó a su padre y le explicó que abandonaba esta rama para estudiar Arte Dramático. Al principio no le convenció mucho. “Pero, ¿de qué vas a comer?”, le preguntó su padre, que ahora está realmente orgulloso de él.
Aunque no quiere que su vida cambie, el actor reconoce que “ha cambiado tremendamente” a nivel profesional. Su mujer, que es estilista, no confiaba en que, a sus 45 años, pudiese dar el pelotazo, pero desde que en 2017 se puso en el papel de 'El profesor', no ha dejado de recibir ofertas. En su vida normal considera que sigue siendo el mismo, pero cuando sale a la calle y todo el mundo le pide fotos, se da cuenta de que algo en él ha dejado de serlo.
El gaditano tiene una cosa clara: “Procuro sacar todo el tiempo que puedo para estar con mis enanos. Quiero disfrutar de ellos todo lo que pueda”, aseguraba en una entrevista. León y Julieta, sus dos hijos mellizos, son lo más importante que tiene pero no lo único que comparte con su mujer.
Un día, en su casa, ambos se quedaron dormidos viendo una obra de teatro clásico. “¿Por qué el teatro clásico debe ser aburro?”, se pregunta él mismo en la web de su empresa. Así comenzó el sueño que crearon juntos: 300Pistolas, una productora para dar salida al teatro español y a los artistas que lucha por él. ”El objetivo era recuperar los clásicos de una forma innovadora pero honesta, llegando al espectador de una forma clara y directa, fresca y entretenida”, explica.
Antes de saltar a la fama, cuando tenía unos treinta años, una mala noticia impulsó sus ganas de vivir. Tumor cancerígeno en el muslo izquierdo. A pesar del primer golpe de realidad que le hizo tener miedo, rápidamente cambió el chip y comenzó una lucha contra la enfermedad que terminó en victoria. “Un proceso duro” que le hizo perder el miedo a todo y aprender a llevar siempre el buen humor como bandera.