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Estamos más que acostumbrados a vincular a José Coronado con su hijo Nicolás. Heredero del talento de su padre, este joven actor de 33 años se reivindicó hace una década como ídolo teen, construyendo una carrera en la interpretación más allá de la alargada sombra de sus apellidos. Fruto del matrimonio del galán cañí con Paola Dominguín, una convulsa relación que mutó en amistad a pesar de las infidelidades que provocaron su ruptura con la hermanísima de Miguel Bosé, el primogénito de ambos volvía a la actualidad hace casi un año por su maña en la cocina. Lo que algunos desconocían es que existe otra Coronado con la que Nicolás se lleva catorce años y que parece querer forjarse una identidad vip desde su reciente mayoría de edad.
Candela Coronado, que a finales del año pasado cumplió 18 años, forma parte de otra gran saga del cine español. Su madre, Mónica Molina, llevaba un año de relación con el actor cuando se quedó embarazada de su única hija, a la que dio a luz en la madrileña clínica San José un 5 de diciembre de 2002. Por entonces, la hija de Antonio Molina disfrutaba de los éxitos de su carrera como cantante, con un disco de platino en el mercado y una nominación al Grammy Latino por ‘Vuela’.
Fue ahí, en ese punto vital, donde se cruzó en el camino de José Coronado, con el que tuvo sus idas y venidas antes de afrontar juntos la paternidad de Candela. De aquella él acababa de romper con Esther Cañadas. Y cuando parecía que su relación empezaba a estabilizarse con el nacimiento de su única hija en común, un año después fueron ellos mismos los que confirmaron la ruptura.
Durante sus primeros años de vida, la menor creció junto a su madre, que tenía la custodia. Pasaron varios años hasta que Candela empezó a convivir con su padre y su hermano Nicolás, con el que mantiene una estrechísima relación de la que también tuvo parte de responsabilidad Paola Dominguín.
José Coronado ha hablado en más de una ocasión de una etapa "más egoísta" en la que creyó que merecía tomarse la vida como si fuese "un pájaro libre, sin hijos, viviendo en Nueva Zelanda y pasando el día en taparrabos". Incluso llegó a confesar que le daba envidia la gente "que va ligera de ese equipaje". El tiempo, sin embargo, le cambió la perspectiva, y en una entrevista para Vanity Fair declaró estar "absolutamente satisfecho" de haber tenido a sus dos hijos, a los que definió como dos niños "muy muy queridos" que le "dan la vida" y por los que ha llegado a rechazar trabajos fuera de España.
Como prueba de este orgullo recíproco entre padre e hija tenemos el Instagram privado de Candela. Aunque llama la atención la ausencia de nombre y apellidos en su bio o de foto de perfil, su nick @candelacoronado deja a las claras que estamos hablando de ella. A pesar de que en el feed de su padre no existe ni una foto de ella (sí de Nicolás, con el que ha trabajado en varias campañas publicitarias y al que ha profesado cariño en público), en el de la joven encontramos alguna instantánea en la que se recuerda con nostalgia el pasado de 'latin lover' de su padre.
Vía stories fijados, donde se entremezclan frases inspiradoras con vídeos de sus viajes en pandilla de Interrail, a Ibiza o Nueva York, sus noches de fiesta (prepandemia) con música tecno, sus comilonas por el centro de Madrid o sus outfits traperos, nos topamos con esta foto de José Coronado en blanco y negro. Pero también hay hueco para homenajear a Mónica Molina, su madre. En otra historia, la joven compartió una sesión de fotos en la que participaron juntas antes de cumplir la mayoría de edad.
¡Hasta posó con el que era su novio (desconocemos si sigue siendo así) en diciembre de 2019! "Te odio", le dedicó con amor.
Fuera de ese postureo que rodea todo perfil de Instagram, si alguien nos ha hecho conocer a Candela ha sido su propio padre. En su última entrevista en 'La Resistencia' desveló que "David Broncano es su puto ídolo". En unas declaraciones que hizo para La Otra Crónica contó que la educó premeditadamente en "la misma libertad" que a Nicolás porque le parecía "lo justo".
"Aunque te escueza por dentro y te lleven los demonios cuando queda con algún chico, te jodes. Le dices, 'Sé prudente, mi vida', y ya. No sé ser jefe, no sé castigar", reconoció. Y también habló de sus planes de futuro, aunque fuesen inciertos, en una charla con los compañeros de ABC.
"Hace un año quería ser cantante, hace seis meses, veterinaria y ahora dice que actriz... El año que viene, informática", planteó con humor en 2017. Eso de seguir sus pasos, "el tópico de siempre" cuando se habla de un 'hijo de' como ella, lo ve como algo hipotético. Antes, su intención es que estudie y que haga una carrera: "Lo único que quiero es que sea feliz. Yo no tenía genes de ningún tipo. Mi padre era ingeniero y mi madre, ama de casa. No había nadie cercano que fuera actor".