La situación se desarrolló de la siguiente manera. Louis de Cambridge acababa de ser bautizado. Sus abuelos (con no sus bisabuelos, que no pudieron acudir), tíos, padres, hermanos y amigos de la familia acababan de ser testigos del primer acto oficial del recién nacido. Y hasta aquí todo se desarrolló con normalidad. La sorpresa llegó a la salida, cuando Charlotte abandonaba el edificio de la mano del príncipe Guillermo y miró muy seria a la prensa.
Con respecto a lo que dijo, aún no hay consenso. Una columna y el sonido de ambiente impide saber qué dijo la hija mediana de Kate Middleton. El voto mayoritario va dirigido al "you are not coming" (vosotros no venís). Una forma de decirles que, a pesar de que tuviesen que estar presentes en el acto, a la fiesta no estaban invitados.
Chris Ship, periodista especializado en la Casa Real británica, apunta a que la princesa no hablaba en plural, sino en singular, enfocada a una persona en concreto. Otros, sin embargo, cambian directamente el verbo y, en lugar de "venir", apuestan por "estar invitados".
A pesar de que se produjese este gesto a la salida del acto, la entrada de Charlotte fue completamente opuesto. Su apretón de manos al arzobispo de Canterbury, encargado de oficiar el bautizo, fue gratamente recibido por su padre, que la felicitó con un "bien hecho", tal y como se puede ver en el siguiente vídeo.
La lista de invitados ya estaba confirmada de antemano. Además de los padres de la criatura y sus hermanos George y Charlotte, la ceremonia fue estrictamente íntima, con tan solo la Familia Real como tal, los padres y hermanos de Kate Middleton y los padrinos y sus respectivos cónyuges, todos amigos de los Duques de Cambridge.