Según los datos publicados por EUROSTAT, la Oficina Estadística de la Unión Europea, la edad media a las que las mujeres tienen su primer hijo ha aumentado gradualmente en los últimos años. En el 2020, las mujeres europeas búlgaras son las que han tenido su primer embarazo a una edad más temprana (26,4 años de media), en cambio las italianas son la que más han retrasado la maternidad, con una edad media en el primer parto de 31,4 años, seguidas de las españolas (31,2 años), liderando, estas últimas, el porcentaje de partos en el 2020 con edad superior a los 40 años.
Las principales razones por las cuales se dilata actualmente la decisión de ser madre son las económicas y las laborales, como el miedo a perder el trabajo o a no poder lograr un acenso. Sin embargo, retrasar el proyecto de maternidad tiene consecuencias directas en la capacidad reproductiva de una mujer, porque la edad es un factor determinante. Por eso, es muy importante cuidar de nuestra propia fertilidad. Te explicamos cómo puedes conseguirlo.
Varios estudios demuestran que mujeres con sobrepeso (IMC >25) presentan porcentajes de embarazo inferiores a mujeres con normopeso y un aumento de la tasa de aborto en las primeras semanas de gestación en casos de obesidad. A su vez, las mujeres muy delgadas, con IMC < 19, logran un embarazo natural en un tiempo 4 veces mayor que las mujeres con normopeso, debido a un déficit energético y de masa grasa que altera la función ovárica.
Además de por el control del peso, la alimentación saludable es clave porque los nutrientes que se ingieren también afectan a la fertilidad. En este sentido, como explica la doctora Rosa Maria Daurelio, ginecóloga especialista en reproducción asistida y coordinadora de la Unidad de Fallo de implantación de la clínica Ginefiv, “la nutrición puede condicionar el tiempo que se tarda en llegar al embarazo. La dieta mediterránea, basada en el consumo de aceite de oliva, de fruta, verdura, pescado rico en omega 3 y pobre en azucares, aumenta las posibilidades de gestación de manera natural y con un tratamientos de reproducción asistida.”
Por otro lado, la actividad física moderada está relacionada con mayores tasas de embarazo, especialmente en mujeres con sobrepeso, en cambio, la actividad física excesiva parece ser contraproducente.
Lo mismo ocurre con el consumo excesivo de cafeína, que se asocia con niveles bajos de estrógenos circulantes y, con el tabaquismo, que aumenta el riesgo de aborto espontáneo. Concretamente, en este último caso, fumar alarga el tiempo necesario para conseguir un embarazo, reduce las posibilidades de gestación tanto de manera natural como con un tratamiento de reproducción asistida y acelera la pérdida de la función reproductiva femenina anticipando la menopausia entre 1 y 4 años.
Igualmente, factores como el alcohol, drogas o inhalación de productos tóxicos afectan a la fertilidad.
Dado que, como señalábamos, a los hábitos de vida se une la edad como principal condicionante de las posibilidades de un embarazo de manera natural y con tratamientos de reproducción asistida, también es esencial conocer en qué punto está nuestro cuerpo y qué posibilidades tenemos del embarazo para poder hacer una mejor planificación de la maternidad.
En palabras de la especialista de Ginefiv, “desde los 35 años está demostrado que la cantidad de óvulos se reduce, así como su calidad, aumentando además el riesgo que el bebé pueda tener algún problema genético. Por ello aconsejamos, como primer paso, conocer la reserva ovárica de cada mujer, la cantidad de folículos que tiene en los ovarios en un momento determinado. Con una simple ecografía vaginal podemos realizar un recuento de folículos de ambos ovarios para comprobar que la reserva ovárica sea conforme con su edad o, al contrario, esté disminuida. Esta información es crucial para la toma de decisiones, como adelantar el momento de la maternidad o preservar la fertilidad vitrificando óvulos.”
Es recomendable realizar anualmente, por lo menos desde los 30 años, un recuento ecográfico de folículos junto con una prueba de la hormona antimulleriana (producida por los mismos folículos ováricos). Dos pruebas muy sencillas que, desafortunadamente, solo el 23% de las mujeres conocen, según el VII Estudio sobre “Conocimientos y Hábitos de la fertilidad de las mujeres”, realizado anualmente por el centro al que pertenece la doctora.
Frente a este dato y dada su importancia, las clínicas Ginefiv han puesto en marcha la campaña ‘Cuida tu fertilidad’ para promover el cuidado de la salud reproductiva, ofreciendo gratuitamente un análisis de la reserva ovárica a todas las mujeres interesadas, además de un diagnóstico completo del estado de su fertilidad.
Si no hay un proyecto de maternidad a corto plazo o si la reserva ovárica esta disminuida, la vitrificación de óvulos permite preservar la fertilidad y posponer la búsqueda de un embarazo sin que la edad sea un condicionante.
Como describe la doctora Daurelio, "se trata de un procedimiento sencillo en el cual se realiza una estimulación ovárica con un tratamiento hormonal durante 10 días y una extracción de óvulos mediante una punción ovárica, bajo anestesia, de una duración de 10-15 minutos. Los óvulos maduros recuperados se vitrifican y se almacenan a muy bajas temperaturas hasta el momento en el cual la paciente decida utilizarlos.”
De esta forma, aunque la edad de la mujer avance, no lo hace su edad reproductiva. Está considerado por los especialistas un seguro de fertilidad que ayuda a liberar a las mujeres de la presión y la angustia que el avance de la edad les causa.