Hace un tiempo que Tamara Gorro optó por dejar de mostrar en redes una falsa felicidad. Así lo ha demostrado en este último tiempo, cuando ha compartido con su familia virtual el duro bache emocional por el que atraviesa y por el que se ha puesto en manos de su terapeuta y su psiquiatra (puedes conocerlo por ella misma en el vídeo que encontrarás a continuación). Pero también ha dado fe de ello a través de sus hijos, recurriendo al altavoz que le da tener más de dos millones de seguidores en Instagram para hacernos reflexionar sobre los problemas que también sufren los más pequeños de la mano de Antonio y Shaila.
En este caso, la primera hija que tuvo con Ezequiel Garay hace ya seis años protagoniza su último post. Lo hace con una inocente foto en la que vemos a la niña con sus nuevas gafas, sonriente, mirando al infinito. Sin embargo, si leemos el texto que acompaña esta publicación es fácil entender el trasfondo de la misma. "¿Puede estar más bonita? Imposible. Sí, mi pequeña ratita desde hace unos días tendrá que llevar su nuevo complemento de vida, unas gafas", ha contado la influencer con naturalidad. "Sigue con un poquito de vergüenza al ponérselas, pero ve tan bien que cada día se hace más a ellas".
Estas inseguridades de la infancia, por las que tal y como asume la de Móstoles "todos (o al menos yo) hemos pasado", son comprensibles. "Edades que nos dan vergüenza muchas cosas por lo que dirán nuestros amiguitos", las ha resumido la Gorro. Un problema que, ahora que es madre, ha descubierto que no existiría si "los que estamos a cargo de los menores" pusiésemos de nuestra parte para solventarlo.
"Por supuesto que no somos los culpables, porque los niños actúan sin ser conscientes del daño, pero si los papás, abuelos, tios, hermanos, les hablásemos de ciertos temas, intentando hacerles entender, estoy segura que ellos se quedarían con el mensaje", ha manifestado con rotundidad, siguiendo la misma estela que tomó cuando su hijo Antonio, el menor, fue criticado tras ser intervenido de una operación ocular para corregir una cuestión estética.
De ahí que Tamara Gorro haya extrapolado su discurso a lo que sufre "un niñ@ adoptad@, sin pelo, con dos papás o mamás, con aparatos en los oídos, escayolad@, vergonzos@, con cualquier diferencia física o enfermedad" o que, como Antonio, al que este Halloween disfrazó con un vestido, "vista como quiera". "Soy de las que piensa que desde muy pequeños hay que tener mucha comunicación con ellos para que en el futuro ojalá y se pudiera tener una vida mejor, sin discriminar, ni dañar", ha defendido en sus redes, recibiendo el aplauso unánime de sus fans.