Kate y Guillermo, fans de Montessori: preguntamos a una experta internacional sobre este método
¿Qué quiere decir que Kate y Guillermo se agachen para hablar con los niños?
Inclinarse o ponerse en cuclillas para hablar con un niño es mostrarle que queremos ponernos en contacto con él y que realmente lo escuchamos. Que estamos presentes para él en este momento. Es una hermosa marca de respeto, amor y escucha.
¿Qué es exactamente Montessori?
Sobre todo una filosofía de vida con el niño, una forma diferente de entenderle. También es saber cómo confiar en él y darle la oportunidad de desarrollarse según su propia naturaleza. No se trata en absoluto de querer darle forma al niño a nuestra idea. Requiere derribar muchos prejuicios relacionados con la infancia. Para Maria Montessori, la creadora, era importante cuidar la mente del niño.
¿Tus hijas siguen esta pedagogía?
Ambas. Liv asistió a una escuela clásica durante un año, cuando nos mudamos, y luego la sacamos para enseñarle en familia. Émy también, en la escuela que fundé en Anger (Francia). Ahora las educamos en familia, de acuerdo con los principios Montessori, pero sin reproducir una clase. Estamos hablando de toda una filosofía de vida y, ahora que son más grandes, aplico las ideas de la Educación Cósmica.
¿Lo mejor que te ha pasado con esto?
Que ellas crezcan con mucha autonomía, iniciativa y creatividad. No se ajustan a un molde y no necesitan seguir al grupo. Saben cómo expresar sus ideas. No tienen una relación distorsionada con los adultos, con quienes pueden tener conversaciones de igual a igual. Estoy convencido de que les servirá durante toda su vida. Es un buen regalo.
¿Por qué te comenzaste a interesar?
Antes del nacimiento de mi primera hija, pensé que sería fácil cuidarla siguiendo mi instinto y sus necesidades. Pero fue tal agitación que incluso nuestras certezas pueden ser socavadas. Necesitaba leer algo sobre el tema de la infancia y un poco por casualidad elegí ‘La Mente Absorbente del Niño’. Las palabras e ideas de Maria Montessori me conmovieron profundamente
¿Por qué el period de 0 a 3 años es tan importante?
Proporciona claves para la vida futura: el niño desarrolla su confianza, se sientan las bases del lenguaje y la cultura y desarrolla su personalidad. Hasta los 6 años tienen un ‘espíritu absorbente’, según el términos Montessori. Es decir, tiene la capacidad de absorber sin esfuerzo lo que está en su entorno. Es una habilidad increíble que desaparece después.
¿Va todo de permitir que el niño se desarrolle a su ritmo?
Sí. Un niño puede caminar a los 10 meses, mientras que otro caminará a los 2 años. Sin embargo, son bastante ‘normales’. Otro hablará a la 1, mientras que su amigo hablará más tarde, alrededor de los 3 años. Aquí otra vez nada anormal. Cuando decidimos que todos los niños deben aprender a leer entre los 6 y 7 años no están siguiendo su propio ritmo y se pueden producir bloqueos. Un niño que no puede hacer eso entrará en lucha contra el medio que no lo ayuda. Y se volverá irascible, perezoso, difícil.
¿Poner el niño en el centro de todo no tiene el riesgo de hacerle un poco tirano?
La idea no es poner al niño en el centro de todo. No se trata de dejar que el niño haga lo que quiera ni responder a todos sus deseos. Se trata de escuchar sus necesidades y preparar un entorno en el que pueda encontrar razones interesantes para hacer las actividades. Debe tener el derecho de dar su opinión (según su edad), ser capaz de ayudar en casa y demostrar que es capaz. Él quiere sentirse útil y capaz. No un rey para quien todo está hecho.
¿La educación convencional tiene un problema con la creatividad?
Sí, porque espera que los niños la respuesta correcta a una pregunta planteada, no busca ayudar a desarrollar un pensamiento divergente. El niño no está motivado para llegar al fondo de las cosas.
Tres consejos para sacar el potencial artístico de tu hijo
Depende de la edad. Entre los 18 meses y 3 años, la edad en la que quieren hacer todo por sí mismos, es fácil satisfacerlos. Permite que el niño camine a su propio ritmo, incluso largas distancias. Si observa una pequeña planta o una piedra, hazlo con él y eliminarás muchas frustraciones. Haga en la cocina un armario a su altura con material solo para él: una esponja para limpiar, una jarra pequeña de agua y un vaso, una jarra con frutas secas y una cuchara para servir un pequeño refrigerio. Ayudarás a su autonomía. Deja que haga cosas contigo, estará deseándolo: lavar los platos, mezclar ingredientes, lavar la ensalada, doblar y guardar la ropa, barrer, limpiar las ventanas. Hay tantas cosas que al niño le gustará hacer en casa. Si lo adaptas a su fuerza y tamaño ¡lo harás feliz!