Aunque es verdad que en nuestro país la mayoría de las sagas más populares suelen venir acompañadas de varias generaciones como los Bardem o los Larrañaga, existen otros casos en la que la fama existe de forma horizontal, es decir, hermanos que triunfan a un mismo tiempo. También es cierto que lo que suele ocurrir es que siempre hay un miembro resalta más sobre otro. En el caso de los Cruz está claro quien lleva el timón del clan y quien acarrea con un mayor reconocimiento dentro de la familia: la oscarizada Penélope. No obstante, la mayoría del público pone cara a Mónica, que también ha brillado en el mundo de la ficción y el baile. Sin embargo, casi nadie pone cara al tercero en cuestión: Eduardo, el miembro más desconocido y que más lucha por mantener su anonimato a flote.
Si las dos hijas de Encarnación y Eduardo Cruz tenían claro que de mayores querían labrar su futuro en el mundo de la interpretación y la danza, su hijo –el más pequeño de los tres- también decidía formarse en otro ámbito de la cultura. “Comencé a componer a los 13 años. Empecé a estudiar guitarra eléctrica, aunque siempre había tocado la típica española que tenemos siempre en casa”, rememoraba esta época de su infancia en una entrevista para la revista ‘People’, “hacía melodías, las guardaba, las perdía… Pero poco a poco empecé a tocar mis instrumentos”, aseguraba. El arte corría por las venas de los tres retoños de este matrimonio. "En los vídeos que grababa con mis hermanas cuando era pequeño, mi casa parecía un circo. Cada uno hacía su labor. Una actuando, la otra bailando y yo, con seis años, tratando de hacer música con objetos como una espumadera o lo que fuera".
Su pasión por la música le llevaría a comenzar su carrera como cantante, teniendo un único disco en el mercado: ‘Cosas que contar’. Más allá de que en un principio se mostraba ilusionado con este proyecto, después se decantaría por abandonar este rumbo para especializarse y tener éxito en otro registro relacionado con la música pero distinto al de vocalista: el de compositor. En las entrevistas que concedía en esos momentos, agradecía a sus hermanas los grandes consejos que había recibido en casa: “se aprende muchísimo de las dos, porque te dan un consejo de que es un trabajo superduro y que tienes que hacerlo día a día, porque no te regalan nada”.
Desde entonces, Eduardo empezaba a hacer sus pinitos en un nuevo camino profesional que le enlazaría al de sus hermanas. Si Penélope se ponía al frente de ‘Piratas del Caribe: en mareas misteriosas’, él también formaba parte del film colaborando con Hans Zimmer en la creación de su banda sonora, componiendo un tango que se integraría en la historia de esta popular saga. Una pequeña aportación que traería al hermano de las Cruz otros largometrajes de gran calibre a los que componer, como ‘Venuto al mondo’ o ‘Ma ma’. De la misma forma, también ha participado en el mundo de la publicidad al crear música para marcas tan conocidas como Lancome o Nintendo.
Meses después de que se confirmara que Eva Longoria había pedido el divorcio de Tony Parker, la noticia saltaba por sorpresa a todos los medios. Penélope habría presentado a la emblemática Gabrielle de ‘Mujeres desesperadas’ a su hermano, con quien habría empezado una relación que llenaría numerosos titulares y sería la atracción de los paparazis del corazón meses posteriores. Juntos asistieron a numerosos eventos públicos, viajes, cenas y fiestas, como a la célebre boda de Kim Kardashian. Pero esa historia de amor habría tenido su punto y final un año después de haber surgido la chispa, después de que hubieran intentado retomar su relación tras varias rupturas.
No se conocían noticias de otra relación de Eduardo hasta 2018, cuando empiezan a trascender las primeras imágenes que relacionaban a Eva de Dominici con este productor musical. Esta joven actriz de 25 años es bastante reconocida en Argentina por haber protagonizado series tan populares como ‘Patito feo’ o ‘La fragilidad de los cuerpos’, tanto es así que en su Instagram cuenta con más de 2 millones de seguidores. Un noviazgo que habrían intentado mantener en la sombra de la prensa durante bastante tiempo, tratando de seguir el silencio por el que tanto ha luchado el matrimonio de Javier Bardem acerca de todo lo que rodea a sus vidas privadas. Pocas eran las imágenes de ellos juntos y el contenido conjunto en las redes sociales era muy limitado.
Hasta que la buena nueva llegaba a sus vidas y se convertían en padres de su primer hijo, Cairo, el pasado año. Un nacimiento del que hablaba la intérprete en una de las entrevistas, en la que explicaba la gran ayuda de su suegra en el momento en el que dio a luz y la gran relación que mantiene con su cuñada. “Están muy presentes en nuestro día a día, son muy unidos, se cuidan los unos a los otros y eso me hacen acordar a mi propia familia”, explicaba en la versión argentina de la revista ‘¡Hola!’. A pesar de estar felices con su pequeño, esto no ha hecho que se animen a pasar ahora por el altar “ni locos”, pero sí que saben cómo será en el caso de que la lleven a cabo. “Como no somos católicos, no sería una ceremonia religiosa, sino una gran fiesta para divertirnos en familia y con los amigos”.