Una de las pasiones de la reina Isabel II eran los animales y, concretamente, tenía verdadera devoción por los perros. De hecho, hay una raza tan asociada a la imagen de la monarca como sus bolsos, su icónico estilismo o su característico peinado: los corgis. No se sabe con exactitud la cantidad que tuvo, aunque se calcula que fue dueña de más de 30, todos ellos descendientes de Susan, un cachorro que le regaló su padre, Jorge VI, por su 18 cumpleaños.
En el momento de su muerte, la reina cuidaba a cuatro perritos: dos corgis, un dorgi –cruce de corgi y perro salchicha- y un cocker. Fieles animales que han acompañado a su ama en sus últimos días, que lloran ahora su ausencia y cuyo futuro sigue siendo una incógnita.
Muick y Sandy, sus dos últimos corgis, fueron regalos de su hijo Andrés y su nieta Beatrice durante el confinamiento y por su 95 cumpleaños. Su majestad se habría negado a aceptar estos cachorros por temor a qué sucedería con ellos tras su muerte, no obstante, se hizo cargo de ellos con la condición de que su tercer hijo cuidaría de ellos cuando ya no estuviera. “Volverán a vivir en Royal Lodge con el duque y la duquesa. Fue la duquesa quien encontró los cachorros, que fueron obsequiados a Su Majestad por el duque", informaba a People un portavoz de los duques de York.
El último dorgi superviviente de la reina, Candy, un cruce entre un perro salchicha y un corgi, podría correr la misma suerte que Muick y Sandy, ya que están acostumbrados a su compañía. En el caso de no ser así, probablemente un miembro del personal de la reina adoptaría a la mascota, aunque aún se desconoce cuál será su destino. En el aire también está el futuro de la actual campeona de perros de caza de cocker spaniel del Kennel Club. Lissy, bautizada así por la reina, vive con su entrenador Ian Openshaw, a la espera de que el actual rey tome una determinación.
Suceda lo que suceda, será difícil que los animales gocen de las comodidades que gozaban con su fallecida ama. Tenían una dieta muy cuidada e incluso contaban con un chef que preparaba su comida. Volaron a bordo de aviones y helicopteros y viajaron en tren y limusina. Donde iba la reina, allí estaban sus mascotas, ya que los canes también le ayudaban a establecer un trato más cercano con sus invitados.