Silvestre le regaló Pistacho a Blanca Suárez en pleno subidón de amor y compromiso. En decenas de ocasiones hemos visto en los respectivos Instagrams de los dueños cómo su fiel amigo despertaba a los pies de edredones blanquísimos, les acompañaba somnoliento en los primeros cafés del día, correteaba feliz por la arena mientras ellos surfeaban, viajaba en su autocaravana a las costas del Algarve portugués… La pareja hizo de este teckel despeinado y simpaticón un nexo común, un confidente, un compañero.
Pero las circunstancias han cambiado. Su amado Pistacho se ha convertido sin querer en el símbolo de su pérdida y, de rebote, en un pequeño 'soplón' del distanciamiento de la pareja, o más bien de su ruptura, que muchos medios dan por segura pero que los protagonistas ni han confirmado ni desmentido. La revista 'Hola' ha publicado una foto del animal en la terraza de la casa madrileña de Dani Martín que podría no sentar muy bien a alguna de las partes. ¿Qué pasaría si Silvestre pidiese la custodia compartida?
Hemos consultado con expertos sobre la materia. En España, con más de cinco millones de españoles que comparten su vida con un perro y unos 130.000 divorcios al año, según el Instituto Nacional de Estadística, apenas hay jurisprudencia. La excepción es un caso en Extremadura de una pareja anónima a la que un juez les concedió este régimen hace un par de años después de varios meses en los tribunales. En Estados Unidos sin embargo los casos se multiplican. De hecho, incluso hay reflejo en las librerías, donde el libro 'What about Wally? Maneras positivas de compartir una mascota con tu ex' fue todo un éxito de ventas.
El caso más mediático fue el de Kristen Stewart y Robert Pattinson, quienes adoptaron a 'Bear' cuando aún era un cachorro enfermo en un refugio de Nueva Orleans tras las inundaciones. Kristen hizo las maletas de casa de su ex, pero él no le dejó llevarse al perro como quería, así que los abogados de ambos se pasaron semanas hablando sobre cómo gestionar una custodia compartida.
Pero, ¿qué dicen nuestras leyes? La legislación española considera a un perro como un patrimonio más. El artículo 333 del Código Civil dice que "los animales son cosas que pueden ser objeto de apropiación y tienen la naturaleza de bienes muebles". Es decir, denomina "cosas" a los perros. En ese punto es donde los matices comienzan a tomar relevancia, ya que puede cambia sustancialmente la sentencia en función de la sensibilidad del juez con respecto a los animales: o lo que es lo mismo, dependerá de si cree que un perro es un 'objeto' o un 'ser'.
La casuística se multiplica a partir de este punto. Intentaremos resumirla sintéticamente. Si hay un acuerdo amistoso, uno de los ex cónyuges se lo queda sin mayor problema (al menos legal, que no emocional). Pistacho será propiedad de quien lo adquirió y no habrá lugar a reclamaciones. Eso sí, cabe una indemnización al que se quede 'sin'. Este podría ser el caso de Silvestre y Blanca, ya que él se lo regaló a ella durante la relación. Es decir, Blanca se lo queda y van viendo, según avancen las tormentas de la ruptura, si le deja visitarlo de vez en cuando o no.
En el hipotético caso de que Miguel Ángel quisiese pelear por la compañía de Pistacho y Blanca se opusiese, la guerra es dura y tiene como campo de batalla un juzgado. Si finalmente el juez accediese a darle la custodia compartida, lo primero sería establecer el régimen de visitas del animal, siempre sin descuidar su bienestar, que es la prioridad. Con la ley en la mano, se recomendaría que Pistacho viva más tiempo en el hogar del miembro de la ex pareja que tenga 'más capacidad y tiempo de atenderle'.
¿Cuál de los dos sería en una ex pareja de actores que viven su día a día entre rodajes, 'front rows', sesiones de fotos y periodos de inactividad? Lo decidiría el señor juez según los documentos aportados por ambas partes. En este caso, el otro excónyuge visitaría o se llevaría a Pistacho a su casa durante períodos puntuales, como por ejemplo las vacaciones.
Si los ex 'Amantes pasajeros' hubiesen tenido niños, la situación se complica aún más. O se simplifica, depende por dónde se mire. El perro, ese compañero leal y alegre de los más pequeños, se va en el pack de los hijos. La idea es no romper esa entrañable conexión emocional en un periodo ya de por sí duro para los más peques.