Raquel del Rosario no ha tenido un año fácil. Este verano, la cantante vivía uno de los peores episodios de su vida después de que su hijo Mael fuese atacado por un puma en el jardín de su casa. La vocalista de 'El sueño de Morfeo' no quiso hacer pública la noticia hasta pasado un tiempo. Ahora, con su pequeño completamente fuera de peligro y a pocos días de que acabe el año, la canaria hace balance de 2021 y muestra las cicatrices del rostro y cuello de su "valiente", que casi le cuestan la vida.
Mael estuvo a punto de perder la vida aquella tarde de finales de agosto. La cantante vive junto a su marido, Pedro Castro y sus dos hijos en California. Allí, es bastante frecuente encontrar pumas salvajes por la calle, aunque normalmente no suelen acercarse a los humanos. La peor pesadilla de la artista se hizo realidad después de un "mami, voy al árbol a buscar fruta", un grito que "aún sigue resonando" en su cabeza le advirtió de lo peor: "Un puma se había abalanzado sobre él y lo hería ferozmente con sus zarpas".
Después de unos días de angustia y sufrimiento en el hospital, y después de estar a punto de perder la vida, el hijo de Raquel del Rosario salió corriendo del centro hospitalario para sorpresa de todos.
La fortaleza de Mael aún continúa sorprendiendo a la cantante. Sin duda, ella no olvidará jamás este angustioso momento que le desgarró el corazón. Como tampoco lo hará Mael, que aún conserva las cicatrices de aquel terrible ataque y que hoy hemos podido ver en su rostro con detalle.
El niño es "el eterno amante de los animales". Después de sufrir el ataque, en lugar de enfadarse o atemorizarse del animal, Mael dio una lección a su madre. "Mami, ya no voy a volver a por la fruta para que no se enfade el tigre", dijo antes de afirmar que le dejaría "un recipiente con agua en la puerta de su casa a modo de disculpas".
En estos meses, Mael Castro del Rosario ha estado recuperándose y cicatrizando sus heridas, algunas en el rostro y muy cerca del cuello, las cuales podrían haberle costado la vida. Estas cicatrices son ahora el recuerdo de uno de los mayores sustos que ha vivido su familia. Él, con la inocencia propia de los niños, continúa demostrando su pasión y amor por los animales, tal y como puede verse en la fotografía compartida por su madre.
En ella, se aprecia precisamente esta faceta de Mael, que lejos de haber cogido pánico a los felinos, abraza al nuevo miembro de la familia, Lyra, una gatita negra a la que adoptaron a principios de este mes.