Sofía, la hija pequeña de José Bono y Ana Rodríguez, ha decidido aprovechar su altavoz en redes para hablar sin tabús sobre lo que ella misma define como “su segundo nacimiento”, su adopción, echando una mano así a aquellos que no saben cómo gestionar la situación o han sufrido inseguridades por esta condición: “Empieza mi lucha por demostrar que la adopción no debería verse como algo traumático sino todo lo contrario, como una segunda oportunidad que te da la vida”, explicaba su propósito en el primer episodio de esta serie documental.
Ahora, con la publicación de la segunda (y penúltima) parte llamada ‘No compartimos sangre, pero compartimos toda una vida’, la joven de 21 años ha querido explayarse sobre sus raíces chilenas y la suerte que ha tenido al aterrizar en el clan del expresidente del Congreso de los Diputados. Tampoco han faltado en esta pieza audiovisual emotivas imágenes inéditas del exmatrimonio disfrutando de su bebé el día que finalmente la recogieron del centro: “Desde el día que llego a Barajas, llego a una familia que es la mía, no tengo otra”, recalca Sofía, que tiene asumido que pasó “de no tener familia, de no tener a nadie, a tenerlo todo: el calor de un hogar, el cariño…”.
“Que mi madre biológica me dejara en aquella casa de acogida suena fuerte, pero con 21 (años) que tengo ahora, ni la juzgo ni la califico”, parece no guardar ningún rencor la pequeña de los Bono a su familia biológica. “No los quiero encontrar ni me ha llamado la atención saber por qué me dejaron. Me han hecho un favor”, reiteraba en una de sus primeras entrevistas que no estaba dispuesta a buscar a aquellos que la abandonaron cuando tenía cuatro días de vida.
“Tengo a mis padres que me adoran, son mis padres y solo tengo unos. Los padres son los que te crían, los que te quieren. Les adoro, me han cuidado y me cuidan, me han querido y me quieren, con más intensidad de la que soy capaz de expresar”, ensalzaba Sofía el papel de José y Ana, que se han encargado de que su hija se sintiera orgullosa de sus raíces: “Han sido mis propios padres los que se han encargado de hacer que no solo me sienta española, sino también chilena. Me ponían canciones, me enseñaban su cultura… Me siento tan chilena como española, tanto que una parte de mí sigue en Chile”.