"Decidimos ir de excursión a los volcanes con nuestro guía, un indio que además de hacer de guía trabajaba en las ambulancias en un centro de salud de la zona. Hablando de todo un poco llegamos al tema de los animales y coincidimos en el amor a los huskys. Me contó que en su tribu los usaban como perros de tiro para arar el campo debido a la falta de dinero y a la fuerza de estos perros. Me decidí a traerme uno y darle una vida mejor. Ahora solo faltaba darle un nombre. Todos los indios tienen su nombre propio y un tótem, el animal espiritual que les representa. Él, debido a su profesión de conducir ambulancias, era un "tigre que vuela" por la velocidad a la que iba y en su tribu le llamaron Nomuk. Le pedí permiso para darle su nombre ¡y él aceptó!
La vida pasa muy rápido, Nomuk se hizo mayor y, tras la visita del veterinario a casa, tomamos la decisión de dejarle ir. Le achacaban varias enfermedades que le impedían andar, respirar y vivir. Y como nadie quiere ver sufrir a un ser querido, nos despedimos de él en casa, rodeado de los que le queríamos. Incluso Manuela. Le tomó el relevo de la vida. Unos llegan y otros se van.
Un ratito antes de las 6 subí a despedirme de él, sentí que debía encomendarle a los Indios. Busqué en internet oraciones y canciones con orígenes de la zona, y se los leí, y dejé que la música le relajase. Siento que fue así, se quedó más tranquilo. Hemos intentado darle la mejor vida, bien sabe Dios. A pesar de no haber podido tener un terreno grande para dejarle correr por el a todas horas. Ayer, tras dejarle ir, después de 13 años le prometí que devolvería sus cenizas a su origen, y así cerrar el círculo de la vida. Para darle paz a su alma, para dejarle correr por los campos rodeado de volcanes, como el hubiese deseado. Qué difícil es despedirse de un ser querido. Cuánto te vamos a echar de menos... Hasta siempre AMIGO ❤️".