Manu Soto, el nieto de Charo Vega, no se habla con su padre porque es homófobo: "Me he tenido que esconder de su familia"
Manuel Soto ha concedido una entrevista a la revista 'Lecturas'
El nieto de Charo Vega ha hablado de los motivos que le han distanciado de su padre
El joven de 19 años asegura que su progenitor y su abuelo son las personas "más homófobas y machistas que he conocido en la vida"
Manuel Soto conquistó a la audiencia con su desparpajo y carisma en su breve paso por el plató de ‘Supervivientes’, pero sobre todo se ganó el cariño del público por el cariño que mostraba siempre al defender a Charo Vega, su abuela. El joven de 19 años, hijo mayor de Triana Jiménez, supuso un auténtico soplo de aire fresco para la actualidad televisiva. Tanto es así que, a pesar de que su abuela ya lleva más dos meses en nuestro país tras su breve periplo en Honduras, los medios siguen interesados en su figura.
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Manu, que se define abiertamente en las redes como "gitano y maricón" o "gay romaní con la enfermedad de la perra tonta", ha sufrido varios episodios de acoso por su identidad. Entre los descalificativos que ha tenido que escuchar, desafortunadamente, el nieto de la íntima amiga de Carmina y confidente de la Pantoja tiene una frase grabada a fuego en su mente. Que "es una aberración por ser gitano y gay".
Demostrando que no tiene miedo de visibilizar su causa y que no está dispuesto a ocultar la discriminación que sufre a diario por su sexualidad y su etnia, Manuel suele usar sus redes sociales y sus intervenciones en los medios como altavoz para denunciar su dura realidad.
La dura historia personal del nieto de Charo Vega
En esta línea, este estudiante de traducción relataba su historia personal en un reciente reportaje con Lecturas: “Yo tardé en salir del armario, sabía que era diferente desde los 4 o 5 años porque salió una noticia de homofobia y vi a dos chicos besándose. Pregunté por qué hacían eso y mi madre me dijo que hay chicos a los que les gustan otros chicos y me emocioné viendo que había otra opción”.
Fue a los 15 años cuando se vio con fuerzas para liberarse y reivindicar su sexualidad: “A una amiga le dije que era bisexual y luego, cuando le dije que era gay, me respondió que yo era el último en darme cuenta. Después ya me he puesto en modo activista, muy concienciado con la situación que estamos viviendo. Los gitanos lo tienen menos normalizado porque en este país y en otros han vivido más marginados en la sociedad. Y también porque están atados a la religión”.
Respecto a esta reflexión sobre la homosexualidad en la comunidad gitana, esta revelación queer es consciente de que aún “hay muchos prejuicios, muchos sitios en los que si eres gitano y dices que eres gay te miran mal y dicen que eres poco hombre”. Y lamentablemente sabe de lo que habla porque ha sido víctima de estos ataques por parte de su propio entorno.
Aunque su familia materna “nunca ha tenido ningún prejuicio en la vida”, de la rama paterna no puede decir lo mismo: “Mi padre y mi abuelo son las personas más homófobas y machistas que he conocido en mi vida, pero de mi padre me han alejado también otras cosas”, no daba más detalles al respecto, asegurando que “me he tenido que esconder” de esta ala de la familia por su orientación.