María José Campanario y Jesulín de Ubrique hablan por primera vez de su hijo Hugo: "Es una bendición"

El 27 de julio es una fecha que representa el recuerdo de lo que sin duda fue uno de los días más especiales de las vidas de María José Campanario y Jesulín de Ubrique: su boda. El mediático matrimonio pasaba por el altar en la capilla de San Francisco de Paula (Sevilla), superando desde entonces todo tipo de obstáculos mediáticos, rumores y testimonios que han intentado acabar con su matrimonio.

Veinte años de casados que no han sido precisamente un camino de rosas y que han querido celebrar con su revista de cabecera, ¡Hola!, donde han hablado por primera vez del “mejor regalo que han tenido” en este aniversario redondo: su hijo Hugo. Fue el pasado 7 de junio cuando el matrimonio ampliaba el clan con el nacimiento de su tercer vástago –el cuarto para él-.

“Tener un hijo más ha sido un regalo fantástico. Estamos con una alegría muy grande. Es muy bueno. Hemos tenido muchísima suerte”, está encantado el torero, que confiesa que “no teníamos planeado” aumentar la familia, pero su nacimiento “ha sido una alegría muy grande”.

Jesulín está viviendo esta paternidad de manera “muy diferente” a las anteriores. El diestro explica en esta entrevista que “fui padre muy joven y me pilló más fuera de casa que dentro”, pero ahora su “vida ha cambiado radicalmente” desde entonces e intenta aparcar todos sus compromisos porque “mi prioridad es estar en casa con mi familia”: “No todo es dinero. Si me hubiera movido por dinero, no hubiera parado por casa. Me llaman todos los días para hacer cosas”.

“Cuando tuve a mis otros dos hijos, Jesús estaba en activo y viajaba mucho. Ahora torea en festivales, muy de vez en cuando, así que pasa mucho tiempo en casa”, corrobora su relato María José, que reconoce la implicación de su marido con los cuidados de Hugo, que es, según su madre, "una bendición": “Creo que yo he cambiado dos pañales. Casi todos los está cambiando él”.

Por su parte, la odontóloga, también coincide en que esta maternidad “no tiene nada que ver” a lo que vivió con Julia y Jesús Alejandro, de 19 y 15 años, que están igual de “contentos y felices” con el nacimiento de su hermano: “Tuve a mi primera hija con veinticuatro. El segundo, con veintiocho. Entonces, la vida era mucho más acelerada y Jesús viajaba muchísimo más. Ahora me pilla en una etapa mucho más madura y mucho más serena”.