Irene, la hija de Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina, está en plena adolescencia
La infanta Cristina no está dispuesta a retomar su matrimonio con Iñaki Urdangarin
La hija del rey emérito se apoya en su hija Irene en plena tormenta mediática
La benjamina de la familia habla cuatro idiomas, es una apasionada del deporte y le gusta la moda
Cuatro semanas después de que Lecturas publicara en exclusiva las primeras imágenes de Iñaki Urdangarin de la mano de Ainhoa Armentia, la misma publicación ofrecía este miércoles la versión de la infanta Cristina. En este tiempo, la hermana del rey solo había anunciado la “interrupción” de su relación matrimonial a través de un comunicado. “El compromiso de nuestros hijos permanece intacto. Dado que es una decisión de ámbito privado, pedimos el máximo respeto a todos los que nos rodean”, rogaba en aquel momento.
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La periodista Pilar Eyre ha explicado en las páginas de esta revista que la hija del rey emérito se siente “ultrajada” por los periodistas que reivindican que sigue enamorada del exjugador de balonmano. Informaciones que aseveran que Cristina está dispuesta a retomar su matrimonio como si nada hubiese sucedido. Hoy sabemos que esto no va a ocurrir. Ni reconciliación ni perdón. La infanta lo tiene muy claro y solo tiene una prioridad en estos momentos: que sus hijos sufran lo mínimo posible con el escándalo.
La hermana de Elena y Felipe ha encontrado el apoyo incondicional de su hija adolescente en plena tormenta mediática. Irene, la benjamina de los Urdangarin, ya no tan pequeña, es la única que aun reside en Suiza junto a ella, por lo que durante estos días habría sido su refugio, pero también la persona que saca la mejor de sus sonrisas. Algo que han demostrado esta misma semana por las calles de Barcelona, donde se habrían reencontrado los exduques de Palma.
La infanta y su hija habrían estado 10 días en España, alojándose en casa de unos amigos para despistar a la prensa, según informaba Vanitatis, pero la mayor parte del tiempo habrían estado en los apartamentos Victoria, donde se suelen alojar cuando visitan la ciudad condal.
Irene, el apoyo de la infanta en plena tormenta mediática
Alta, rubia y de ojos azules, Irene pasa desapercibida por las calles de Ginebra, donde reside aislada de cualquier polémica de la familia real. A sus 16 años, cursa bachillerato en la Escuela Internacional de Ginebra, un centro al alcance de muy pocos bolsillos.
La séptima en la línea de sucesión a la corona, nacida unos meses antes de que lo hiciera su prima Leonor, habla cuatro idiomas –inglés, francés, catalán y castellano-, le gusta la moda –siempre a la última y con un estilo muy personal- y es una amante del deporte –practica surf, vela, esquí-.