Manolo, Xandra, Duarte y Aldara: los hijos del marqués de Griñón y hermanos de Tamara Falcó
El marqués de Griñón ha fallecido a los 83 años a causa del coronavirus
Carlos Falcó, el marqués de Griñón, ha fallecido en Madrid a causa del coronavirus a la edad de 83 años. Ingresado en la Fundación Jiménez Díaz y debido a su edad, no ha podido hacer frente al virus que está asolando nuestro país.
Conocido en el papel couché sobre todo por su boda en los 80 con Isabel Preysler, los últimos años la prensa rosa se refería más a él por ser el padre de Tamara Falcó. Sin embargo, son cinco los hijos que deja. Una descendencia que, más allá de Tamara, vive discretamente y alejada de los medios de comunicación. Conocemos un poco más a Duarte, Manolo, Xandra y Aldara.
Sevillano de origen, desde hace años el marqués de Griñón pasaba mucho tiempo en el campo alejado de la ciudad, en sus fincas de Toledo y El Rincón, en Madrid. No exento de polémica en los últimos años, incluso por estar acusado de violencia de género hacia su mujer, Esther Doña, a la que le doblaba la edad y con la que se unió en 2017 en lo que era para él su cuarto matrimonio.
Poco se sabe de cómo andaba la relación del aristócrata con sus hijos, con edades que oscilan desde los 56 años de Manolo a los de 22 de Aldara, la pequeña de los cinco y aún estudiante en la Universidad de Viena.
Manolo, el hijo mayor y heredero del marquesado
Su hijo Manolo, que nació en California, es hijo de Jeannine Girod, la primera esposa del marqués de Griñón y sobre su persona recae a herencia del marquesado. Es director del banco Citi, vive en en Londres y tiene tres hijos.
Xandra, el nexo entre los Falcó y la casa de Alba
Tiene 51 años y es la segunda hija del marqués. También conocida como marquesa de Mirabel, la joven es fruto de la relación que Carlos mantuvo con Jeannine Girod, su primera mujer. Xandra es considerada la más discreta de los cinco hermanos y siempre ha mantenido una cercana relación con su padre.
Trabaja como directora de la empresa familiar, Pazos Marqués de Griñón, y tiene lazos familiares con la familia de la duquesa de Alba tras casarse con su sobrino, Jaime de Carvajal y Hoyos.
Tamara Falcó, de profesión celebrity y ojito derecho de su padre
Es la más popular de los hermanos y es la única hija fruto de la relación que mantuvo Carlos Falcó con Isabel Preysler. Tenía cuatro años cuando sus padres se divorciaron y nunca se ha alejado del mundo de la televisión.
“Fundadora y directora creativa”, como ella misma se define en sus redes sociales, se ha dedicado a crear sus propias empresas, relacionadas con el mundo de la moda.
Siempre ha llevado por bandera su creencia en la religión. Tanto es así que incluso pensó en meterse a monja, una idea que duró poco, según ha explicado su madre en alguna ocasión. Horas antes de su muerte, la diseñadora felicitaba a su padre en redes sociales con estas palabras: "Papi, tú no tienes Instagram, pero como siempre te enteras de todo lo que hago, que sepas que te quiero y eres el mejor padre que jamás podría desear".
Duarte, el otro artista del clan (con permiso de Tamara)
Que Tamara es la más mediática del clan Falcó es un hecho. Pero por detrás de ella viene pisando fuerte Duarte, el otro artista de la familia. Estudió Marketing en el ESIC, hizo sus pinitos en la interpretación con un grupo de teatro amateur y ya ha hecho alguna que otra aparición en televisión.
Hace unos años que su nombre comenzó a sonar fuerte. ¿El motivo? Su clara postura en pleno debate por la Ley del aborto. Ya a sus 22 años, el hijo que tuvo el aristócrata con Fátima de la Cierva era vicepresidente de Más Vida, asociación que le unió aún más a su hermana desde que la diseñadora encontró su camino en la religión.
Aldara, la "cerebrito" de los cinco hijos de Carlos
Con sus 23 años, es la pequeña de los hermanos y su madre es Fátima de la Cierva, el matrimonio que tuvo el marqués de Griñón tras romper su relación con Isabel Preysler. Considerada “la cerebro” de la familia, siempre ha mostrado su pasión por la lectura y el fútbol, ya que es seguidora del Atlético de Madrid.
Realizó sus estudios en Viena y, al volver, vivió un duro episodio en El Rincón, el palacio de su padre. Su habitación fue ocupada por la madre de Esther y algunas de sus cosas habían sido tiradas a la basura, lo que provocó que nunca más volviese a pisar aquellos jardines.