Carmen Morales ha sido un rostro conocido en el mundo del espectáculo español desde muy joven. Hija de dos grandes figuras de la música y el cine, Antonio Morales "Junior" y Rocío Dúrcal, su destino parecía marcado por la fama. Desde su infancia, estuvo inmersa en el mundo artístico, primero como cantante junto a su hermano Antonio en el dúo infantil "Antonio y Carmen", que tuvo especial éxito en Japón, y luego en la actuación, donde consolidó su carrera en la televisión y el cine.

En el ámbito personal, Carmen fue madre a los 25 años de su hijo Christian, fruto de su relación con el empresario Óscar Lozano. En 2011, contrajo matrimonio con Luis Guerra, de quien se divorció en 2022. A lo largo de su vida, ha combinado su faceta artística con su vida familiar, aunque en 2009 tomó una decisión drástica que marcaría su trayectoria: alejarse de los focos durante 14 años para dedicarse por completo a su familia.

Carmen Morales ha contado a 'Vanitatis' que se apartó del mundo del espectáculo para priorizar su vida personal y la crianza de su hijo. Durante ese tiempo, disfrutó plenamente de su crecimiento, sin perderse ningún momento clave de su infancia y adolescencia. "No me he perdido ni un concierto de trompeta, ni un partido de baloncesto. No me he perdido nada", asegura.

Esta decisión también estuvo influenciada por sus propios recuerdos de infancia, cuando en algunos momentos echó de menos la presencia de su madre debido a sus compromisos profesionales. "Yo no quería que mi hijo echara en falta que yo estuviera, quería llevarlo al cole, recogerlo. He disfrutado tanto de eso", confiesa. A pesar de haber recibido ofertas en estos años, se mantuvo firme en su decisión de no regresar hasta que su hijo fuera mayor. "No pasa nada, no tengo prisa. Si viene algo de audiovisual, perfecto. Si no, estoy en mi refugio, que es el teatro y donde me siento más tranquila, más segura".

A sus 55 años, Carmen Morales no siente el peso de la edad, pero sí una gran ilusión por la idea de ser abuela. "Estoy deseando ser abuela. Me encantaría", afirma con entusiasmo. Considera que haber sido madre joven la ayudó a centrarse y a priorizar su papel como madre sobre otras facetas de la vida. "Con 25 años estás en un momento más alocado, pero tener a mi hijo me hizo echar el freno y ponerme en segundo plano. Y eso a veces es bueno". Sin embargo, su deseo de ampliar la familia no se cumplió. Durante su matrimonio con Luis Guerra, intentó en dos ocasiones quedarse embarazada mediante fecundación in vitro, pero ambas intentonas fracasaron. "La segunda vez coincidió que el mismo día de la transferencia, falleció mi padre. Y cuando 'papá Dios' no quiere que sucedan las cosas, hay que escucharlo".

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