Sólo una semana después de que su tío Cayetano anunciara un parón temporal en la profesión, el padre de Tana, Fran Rivera, decidía retirarse del mundo de los toros tras finalizar la corrida en la que ha tomado parte en Zaragoza. Parece que la pequeña podría ser uno de los motivos de peso de su decisión.
Poco antes de hacer pública su adiós, el torero fue 'tuiteando' sus emociones previas con unos misteriosos 'tuits' que no cobraron sentido hasta la tarde del sábado. "Lo que hace el no poder dormir. Este insomnio se llama Toreo en Zaragoza el sábado", escribía el pasado jueves.
Tras 17 años de alternativa, el torero quiso brindarle el que podría ser el último toro de su carrera a la mujer más importante de su vida, su hija Tana. Días antes se había sometido a unas pruebas psicológicas para el informe que se presentará en el juiciopor la custodia de su hija, que se celebrará el próximo mes de noviembre.
Parece que la pequeña Tana sentía auténtico pánico cada vez que su padre saltaba a una plaza de toros. Aún así, la hija de Fran ha querido hacer públicos a través de twitter varios mensajes de apoyo a su padre. "Echare de menos esas corridas y cuando me brindabas el toro,pero estoy de acuerdo con la decision #tequieromuchopapa @Paquirri74 enhorabuena", escribía horas después de que su padre se retirase de los ruedos.
El torero madrileño, que compartió cartel con Manuel Jesús 'El Cid' y el francés Sebastián Castella, no sólo estuvo acompañado por su hija Cayetana. Su novia Lourdes, su hermano Julián Contreras 'junior', toda su cuadrilla y el periodista deportivo José María García, quisieron estar a su lado en esta tarde tan importante. Abandonó la plaza de toros de La Misericordia de Zaragoza entre abrazos de amigos y compañeros, aunque sin cortarse la coleta.
Una celebración a toda velocidad
Según publica la edición digital de el periódico 'La Razón', el diestro y su cuadrilla, con su novia Lourdes y su hermano Julián Contreras a la cabeza, no quisieron esperar ni un minuto para celebrar la retirada del diestro de las plazas de toros, convirtiendo la cafetería del tren en una auténtica sala de fiestas. Al parecer, al resto de los viajeros no les hizo mucha gracia el escándalo provocado por esta celebración, trasladándoles sus quejas al interventor.