Del homenaje a Lady Di a saltarse el protocolo: lo que no vimos de la boda de Guillermo y Kate Middleton
Kate Middleton y el príncipe Guillermo protagonizaron una de las bodas del siglo.
Fue seguida por más de 36 millones de personas, que no perdieron detalle de los mejores momentos del enlace.
Los novios rendieron un especial homenaje a Lady Di y, también, se saltaron el protocolo.
La boda de Guillermo y Kate Middleton se convirtió en todo un acontecimiento para los británicos, dada su gran devoción por la familia real. Así, la pareja se convirtió en el matrimonio del año y protagonizaron una de las bodas más seguidas de la historia. Fue la Abadía de Westminster la encargada de dar cobijo a los novios y a sus más de 1.500 invitados. La ceremonia fue seguida por más de 36 millones de personas solamente en Reino Unido y más de un millón salieron a la calle a celebrar la buena noticia junto a toda la familia real británica.
Fueron muchos los momentos especiales que se vivieron entre las paredes de ese majestuoso lugar, pero todos los ojos estaban puestos en la elección del vestido de la novia y en la actitud de la reina Isabel II. Ambas se mantuvieron correctas, dentro del protocolo, y convirtiéndose en las protagonistas de una boda de ensueño. Pero, ¿cuáles fueron los detalles de los que no podemos olvidarnos?
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Lady Di también estuvo presente en la boda de su hijo
En un momento tan importante, como no podía ser de otra manera, tenía que estar presente Lady Di. La princesa de Gales, a pesar de su prematura muerte, siempre fue parte de la vida de Guillermo y Enrique. Por eso, en una ceremonia tan importante como esta no podía faltar su influencia, haciéndole una especie de homenaje.
Así, la ceremonia se celebró en el mismo lugar en el que lo hizo el funeral de la princesa Diana. Además, Kate se dirigió al altar con The Introit como banda sonora, la misma que había sonado en la boda del príncipe Carlos y Diana en 1981, pero no fue la única. Sonaron otras canciones que también fueron parte de la lista musical del enlace de Carlos y Diana.
La elección del carruaje tampoco fue al azar y, así, ambos se decantaron por un State Landau descapotable de 1902, que también habían utilizado los padres de Guillermo después de darse el ‘sí, quiero’. Y no solamente los novios tuvieron presente a Diana. La madre de Kate, Carole, se decantó por un diseño de Catherine Walker, la diseñadora de cabecera de Lady Di. Además, el príncipe Enrique también mencionó a su madre durante el discurso y afirmó que se hubiera sentido orgullosa de ese matrimonio.
Pìppa Middleton atrajo toda la atención
Una de las invitadas que atrajo toda la atención fue Pippa Middleton. La hermana de la novia era la única dama de honor adulta y lució un impresionante vestido firmado por Sarah Burton, la directora creativa de Alexander McQueen, el mismo que el de Kate. Pippa se situó, en todo momento, detrás de su hermana, ayudándola con la cola de más de tres metros de largo. Además, la joven también ayudó a los novios con todos los preparativos y con la confirmación de la lista de bodas.
Los recién casados se saltaron en protocolo en diversas ocasiones
Aunque pensemos que la boda fue estrictamente protocolaria, lo cierto es que los novios se saltaron, en algunas ocasiones, todo lo establecido. Al llegar al altar, Guillermo se dirigió a su mujer, saltándose el protocolo, y le dijo: “Estás guapísima”. Luego, también se dirigió a su suegro, a quien le comentó, en todo de broma: “En principio iba a ser algo pequeño y familiar”. También, Guillermo tuvo alguna que otra dificultad para colocar el anillo y para subirse a la carroza, que se tambaleaba cada vez que el joven se movía.
Además, en uno de los momentos más especiales, en el que tenían que sellar su amor y darse un beso, los protagonistas lo dieron todo. Los recién casados aparecieron en el balcón del Palacio de Buckingham junto a la reina Isabel, Carole, Michael, Pippa Middleton y el príncipe Enrique. En ese momento, ambos se fundieron en un beso fugaz y tímido. Luego, rompiendo con todas las tradiciones, Guillermo le insistió a su mujer para que se dieran otro beso. Ella aceptó y se produjo justamente cuando la escuadrilla aérea estaba exhibiendo sus aviones militares de la Segunda Guerra Mundial.
Luego, casi la mitad de los invitados se dirigieron a un banquete que había organizado la reina Isabel. Los novios abandonaron el lugar montados en un Aston Martín de época y la matrícula estaba personalizada con las palabras ‘Ju5t Wed’ -recién casados-. Poco tardaron en llegar hasta Clarence House, la residencia del príncipe Carlos y Camilla de Cornualles.