Con 14 años cambió las clases de flamenco y las playas de Huelva por los asfaltos de Madrid, donde se prepara duramente para la competición junto a su entrenador, Fernando Rivas.
Su marcha a la capital hizo que tuviera que separarse de su familia muy pronto, pero cada vez que puede se escapa a su tierra para estar con los suyos. Además, no duda en mandar mensajes cariñosos a sus padres a través de las redes sociales: "Eres lo mejor q tengo en mi vida", le decía a su madre junto a una foto de ambas.
Su agresividad dentro de la pista contrasta con la decoración que luce en su habitación familiar. Una habitación en tonos rosas y llena de peluches destacan su lado más tierno: "No hay nada como estar por casita", escribía. Además de llevar un entrenamiento sacrificado, Marin también sabe sacar su lado más gamberro y divertirse, tal y como demuestran sus fotos más locas.
Le gusta muchísimo la múscia de su paisano, Manuel Carrasco, con el que posaba así de feliz.
Marin es aficionada a otros deportes como el fútbol, donde tiene predilección por el Barça. De hecho, durante la ceremonia de inauguración de los pasados JJOO de Londres coincidió con Jordi Alba y no dudó en fotografiarse con él.