Demi Lovato y las presiones que sufrió por ser un ídolo teen: "Solían vigilarme para que no me diera un atracón"
Traumas, trastornos alimenticios y presiones de la industria: Demi Lovato narra su duro pasado como estrella Disney
‘Juguete roto’. Ese término tan manido al que en ocasiones hemos recurrido cuando no tocaba. Hasta que llega Demi Lovato y nos da una lección sobre cómo darle la vuelta, empoderarse y demostrarnos que de una adolescencia marcada por adicciones, trastornos alimenticios y presiones por ser el ídolo teen perfecto también se sale.
Ahora es otra persona. Su intención, más allá de continuar con su carrera musical (donde ha conseguido 86 millones de seguidores de Instagram y nueve hits que se han colado en la Billboard Top 20), es conseguir que a ninguna quinceañera le suceda lo mismo que a ella. Ser un referente para aquellas niñas que se encuentran en el filo por la dichosa tiranía de los cuerpos normativos. Y lo está consiguiendo.
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Su testimonio de su etapa en la factoría Disney pone los pelos de punta a cualquiera. "Solía tener gente observándome la noche anterior a una sesión de fotos para asegurarse de que no me diera un atracón o comiera y estuviera hinchada al día siguiente", ha contado en una entrevista para Bustle. Por entonces, allá por 2013, a Lovato le tocó gestionar esa fama con la pérdida de su padre biológico, un hombre al que ha definido como "abusivo" y "con trastornos mentales" cuya existencia le marcó en su etapa de mayor fragilidad.
La música me trajo alegría y la perdí en el ajetreo de la industria musical. Me sentí miserable. Y no quiero que vuelva a ser así nunca más
La sobredosis que casi le cuesta la vida hace dos veranos marcó un hito vital para Demi. Cambió de agencia de representación, se puso en manos del manager de Justin Bieber o Ariana Grande (dos de las pocas personas que pueden comprender por lo que pasó) y recurrió a ayuda psicológica para superar sus traumas y salir a flote, una metáfora que ahora le viene al pelo y a la que suele recurrir cada vez que habla de ese momento en el que tocó fondo.
Cómo el confinamiento ha ayudado a Demi Lovato a gestionar sus traumas
2020 iba a ser su año, el año de su regreso. Su actuación en la Super Bowl cantando el himno nacional, el lanzamiento de su nuevo disco, una gira, programas de televisión con su nombre en cartel... Pero llegó el coronavirus y la obligó a improvisar. Ahora, tal y como se manifiesta en esta reveladora entrevista, "el proyecto actual de Lovato es Lovato". Y el confinamiento le ha servido de mucho para olvidarse de todo lo externo y centrarse en ella.
"Antes de la cuarentena, era muy difícil para mí llorar. Había programado en mi cabeza, cuando tenía 16 años, que sólo lloraría si la gente me pagaba", ha desvelado. Saber gestionar sus emociones, "sentir los dolores de todas las pérdidas que he tenido o las adversidades o traumas a los que me he enfrentado", ha convertido a Demi en una persona "más vulnerable". Quizá por eso ahora está preparada para hablar.
Los trastornos alimenticios, algo "normalizado" en la factoría Disney
Cuando se convirtió en la estrella de Disney Channel, la actriz ya sufría un desorden alimenticio, algo que no sorprendió en este universo de artificialidad. "Miré a mi alrededor y tuve un momento en el que pensé: 'Vaya, esto está terriblemente normalizado", recuerda. Se pensó mucho si hablar de esto y ponerse en contra de una industria. Fue en 2010, cuando terminó su primer proceso de rehabilitación, cuando eligió visibilizar y descartó seguir en la factoría de Mickey Mouse.
En los diez años posteriores le ha pasado de todo. Recaídas incluidas. Algo de lo que ha vuelto a salir con una firme decisión: "Quiero una carrera que no tenga nada que ver con mi cuerpo. La música me trajo alegría cuando era más joven, y la perdí en el ajetreo de la industria musical. Me sentí miserable. Y no quiero que vuelva a ser así nunca más".