Por mucho que sea una de las reinas de la música, lo cierto es que poco sabemos sobre la vida privada de Madonna. La cantante se ha encargado que esa parcela se quede para ella y para los suyos no dando muchos datos sobre su familia o alejándose de los focos. Lo que sí sabemos es que la americana se casó en dos ocasiones; una con el actor Sean Penn y, la segunda, con Guy Ritchie. De sus distintas historias de amor nacieron dos de sus hijos, mientras que las otros cuatro fueron adoptados, con una historia bastante dura a sus espaldas. No fue hasta hace un par de meses cuando Madonna decidió abrir su corazón y explicar cómo había sido la vida de estos tres niños, nacidos en Malawi. Lo cierto es que, a pesar de estar muy centrada en su carrera musical, la cantante se desvive por su familia y, por eso, no ha parado hasta realizar, después de muchos años y litigios, la adopción de sus cuatro retoños.
Además, Madonna siempre ha estado muy involucrada en distintas causas benéficas. Por eso, comprendió que darles una vida mejor a esos niños iba a ser fundamental y beneficioso, tanto para ella como para los pequeños. La cantante no ha dudado en acompañar a sus seis retoños en todos sus sueños y aventuras y, por eso, cuando David, su tercer hijo, fichó por el equipo portugués, Benfica, cogió sus maletas y se marchó al país luso. La cantante nos ha dado a todos una lección de entrega, humildad y buen hacer. Pero, ¿cómo han sido las vidas de estos cuatro pequeños? ¿Y la de sus otros dos hijos?
Madonna nació hace 61 años en Bay City, Estados Unidos. Provenía de una familia humilde y grande y ella fue la tercera de los seis hijos que tuvo la pareja formada por Madonna Louise y Silvio Anthony. Su madre murió cuando tan solo tenía cinco años y, por eso, Madonna comenzó a tener una actitud solitaria y egoísta durante su adolescencia. La mala relación con su padre duró años, debido a que este había rehecho su vida y ninguno de sus hijos lo aceptaba. Durante el instituto, Madonna fue parte del equipo de animadoras y, más adelante, decidió apuntarse a clases de danza y ballet. Fue en 1978, cuando la actriz decidió dar un paso más en su carrera -y en su vida- y mudarse a Nueva York. Allí, comenzó a trabajar cómo bailarina. Fue cuatro años más tarde, cuando la artista firmó un contrato con una productora y sus primeros sencillos fueron lanzados en ese mismo tiempo, alcanzando un gran éxito. Luego, publicó Like a Virgin, que fue el despegue de su carrera.
Fue a principios de los 80 cuando comenzó a aparecer en distintas superproducciones y, mientras rodaba Los caballeros las prefieren rubias, conoció a Sean Penn, con quien contrajo matrimonio en 1985. Este acabó rompiéndose en 1989. En 1995 comenzó una relación con su entrenador personal, Carlos Leon, con quien tuvo a su primera hija, Lourdes Maria Ciccone Leon, que nació en octubre de 1996. Aún así, la relación terminó en 1998, manteniendo una buena relación. A pesar de sus desavenencias amorosas, la vida profesional de Madonna seguía alimentándose y cada vez era más y más reconocida. En 1999, coincidiendo con el lanzamiento de su álbum Music, Madonna comenzó una relación con Guy Ritchie, a quien había conocido gracias al cantante Sting. El 11 de agosto del 2000 dio a luz a su segundo hijo, Rocco Ritchie. En diciembre de ese mismo año, Madonna y Guy se casaron en una ceremonia privada en Escocia. Pero, ocho años más tarde, ambos decidieron tomar caminos por separado.
A partir de ese momento comenzó una batalla legal entre la expareja por la custodia de Rocco, ya que el joven había decidido quedarse con su padre, mientras que Madonna quería que estuviera con ella. Al final, la artista decidió retirar la solicitud de custodia y llegó a un acuerdo con Guy. Lo cierto es que la vida de Rocco ha estado siempre en el punto de mira. Fue en 2016, cuando el joven, con tan solo 16 años, fue detenido en la ciudad de Londres. Rocco fue arrestado por posesión de ciertas sustancias, ya que presuntamente llevaba una pequeña cantidad de droga de ‘clase B’. El joven fue llevado a la comisaría más cercana, pero luego fue puesto en libertad. Lo cierto es que este carácter dista mucho del de su hermana Lourdes, más conocida como Lola, que siempre se ha querido alejar de los focos y las polémicas. La joven estudia en la Universidad de Michigan, muy alejada del glamour que podía tener al ser hija de una de las reinas del Pop. Eso sí, la diseñadora Stella McCartney la eligió como una de las caras de su marca.
Durante una gira benéfica por África, la vida de Madonna cambió. La artista decidió donar fondos para la construcción de un orfanato en Malawi, uno de los países más pobres del continente africano y donde más riesgo hay de mortalidad infantil. Fue en ese momento cuando conoció a un niño, David Banda Mwal, a quien decidió adoptar. Esta decisión no estuvo exenta de polémica, ya que las leyes del país no permiten la adopción directa por parte de extranjeros, a menos que sean residentes. Aún así, la artista consiguió hacerse con los papeles. Los primeros años de vida de David no fueron nada fáciles y el pequeño sufrió neumonía y había convivido con otros niños que padecían de malaria y tuberculosis. Con once años, el joven fue fichado por el equipo portugués, Benfica, para formar parte de sus filas. Por eso, Madonna se mudó con toda su familia a Portugal.
Después de la adopción de David, Madonna inició los trámites para adoptar a otra niña de Malawi, Mercy James. Como ya le había pasado con su otro hijo, la burocracia no fue fácil y logró adoptarla en junio de 2009. Fue en 2017, cuando la cantante sorprendía a todos, haciéndose con los papeles necesarios para adoptar a las gemelas Stella y Estere, que también habían nacido en el país africano. “Estoy profundamente agradecida a todos los que ayudaron a hacer esto posible y pido a la prensa que respeten nuestra privacidad durante este tiempo de transición. Gracias también a mi familia y amigos por todo su apoyo y amor”, escribió la cantante en un post de Instagram. Ahora, parece ser que Madonna vive una nueva vida en Lisboa, rodeada de sus hijos y feliz con sus rutinas.